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HISTORIA
ECLESIASTICA
Siglo bian .hecho para destruirlo , no habían ser–
X
VII.
vid
o sino para afirmarlo
mas
y
mas,
y
echar
en
él
el Último sello. Lo principal
de
la
na~
e
ion , sin distincion
de
Clero ni de Pueblo,
estaba
tan
preocupado,
y
su obstinacion ba–
bia echado tantas raíces , que no quedaba.
ya ninguna esperanza de reconciliacion
en–
tre las
dos
Iglesias. Las cosas no han
vari~do
despues : siempre subsiste la n1isma des–
union , la misma oposicion ,
y
unas tnismas
preocupacionel. Parece que el odio de los
Cistnáticos, léjos
de-
debílitarse con el tiem–
po
como sucede
á
todas las pa·siones ,
se
inflan1a
y
aun toma cuerpo con el discursq
de
los años ; llegando
á
ta
1 extremo , que
los
l\1ahometanos
que
los oprimen, no son
n1énos aborrecibles para ellos , que los La–
tinos;
y
los
Misioneros Cat6licos no tienen
m~yores
enemigos que ellos en rodas
l1s
Co–
marcas del Oriente
en
donde
han
penetrado.
Antes del establecimiento de la Con–
gregacion de Propaganda por Gregario
XV.
el arto
I
6
2 2 '
varias Ordenes Religiosas ha–
bian
enviado Misioneros
á
Jos Paises del do–
minio
Otomano
para trabajar en la conver–
sion
de
los
Infieles,
y
en la reunion de los
Cisn1áticos.
El
ze]o
de la
honra de
Dip~
y
de
la salvacion
de
las almas era solo
el
que habia sugerido la idea de esta generosa
empresa
á
los
que
se
habian
dedicado
á
ella.
· Ha-