Y LA CRÍTICA DE EMILIO ZOLA
I
· En la segunda quincena de Agosto de
1892 metió mucho ruido entre los I?erio·
distas de Europa y América la Ida á
Lurdes del afamado Emilio Zola, au.tor
de las novelas más y·ealistas de nuestros
tiempos; y todos saben lo que hoy sig–
nifica la palabra realismo.
Deseosc de dar á luz otra que tratase
del milagro permanente desde hace 30
años, en aquel celebérrimo Santuario, y
de las nunca
oída~
derl:_lostraciones de
fe, de las que es teatro; se había confun–
dido con la peregrinación nacional de
·
aguellos días, que no bajaba de veinte
mil franceses y mil enfermos, á venerar
según costumbre, la blanca Virgen de
los Pirineos, y á implorar de Ella algu.
nas de aquellas curaciones que á menu·
do asombran al mundo y llenan de con-