SECUNDA.
Considera
á
Cristo como
1
uez:·
y
como reo convicto postrarte·
á
sas plan"
tas, confiésate ele llano todas tus culpas,.
~onfúndete
de
tu
atrevimiento
al come•
terlas, avergüé nzate de haberle ofendid6'
en su prese ncia
misma,
y
con
srr muchf-–
sif}'la hum ildad, pídele
perdon"
y
date
á
tí mismo
la
sentencia. Condena
tw
'1 '"•
70D
á
un perpetuo destierro de tod()
~(.
lo;
tus ojos
á
llorar,
tu lengua:
. '· · 11rio,
tu cuerpo
al silicio
y
peni.-
.,rn;
y
si aun así• no se dá por isatis-·
fecho,. que sentencie su Majestad comO'
gustare, que corte,. q:neme, abrase aquíy
como
perdone allá.
Ea
estas considera–
eiones propias de un re& con
stl
J -uez,.
debes--
em_plearte
todo
el dÍá.
TERCERA.-·
Consíáera
á
C1.'isto
Sacramentad()•
como PasfO'r,
pues
lo dice
el
mismo;
Y
o
soi
Pasfor
buen.a.
Hágase
el
almat