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no pocos.
Y
asilos mismos Libros Je la agrada Bi–
blia, que antes para ellos era la únfoa fuente
y
el juez
de la doctrina cdstiana, dejaren de ser tenidos por di–
vinos,
y
empezaron mas bien
á
ser repnt&.dos por mi–
tos fabulosos.
Apareció entonces
y
ha vagado por los anchos es–
pacios del orbe la doctrina del rncionalismo
ó
natura–
lismo, la cual como opuesta en todo
á
la doctrina cris–
tiana, por sn institncion
aolJrenaflural,
lucha con su–
mo esfuerzo para arrancar de las inteligencias
y
de Ja
vida
y
costumbres de Jos pueblos
á
Cristo, qne es el
único Senor
y
Salvador nuestro,
y
en su lugar estable–
cer el reinado, como ellos lo Un.man, de la pnrn rnzou
ó
de la naturaleza.
tia!~,ª~~;:;:~~~~rr~e~d:d~:ª~io~ª
y
~l~i~;~~º~~~;
fin la mente de muchos ha caido en el abismo del pun–
teismo, materialismo,
y
ateismo, por manern qnc, ne–
gando ya la
misma naturaleza
racional
ó
la razon na–
tural, y la regla de lo
justo
y lo recto, so esfnerzau en
socabar los profundos fundamentos de
la
sociedad
hn·
mana.
Asi pues, grasando por do quiera tal impiedad, des–
graciadamente ha acontecido, qnc
hasta
muchos de
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1
cf~a~~.C:i~J~d~ ~e~~·¡;~;ªd~~;~";1.'d~e~~
ellos el
s~ntimiento
católico,
á
proporcion qne se des–
miuuía el
número
de las verdades crcidas. Lle,.,.a<los
~:~~!:ei:f!~~~~eªf:~~~:~Jc!~c~e}~
0
g~:c~a,rcJ~ªt:
ciencia humana
y
la.
fé
divina, hnn ven.ido
{1.
parar en
depravar el sentidogennino de los dogmas, qne profesa
~:~~~~~~~r~i~tr.~:t~;rf!~:;~ªi.3'sf.:'c~~'d~<l"~e~~ ~é~-
En presencia de todo esto, cómo podia ser posible,
fue dejasen deconmoverae
las maternales entrafias
de
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ban dispersos; del mismo modo la Iglesia constituidu