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-G-

carrcra cclesi¡lslica, i'l rin

de

no

sn lir

n\prohos

en

los

exámenes

del Sínc•do, segun hh sucedido en otras p:ntc:.;.

La razon tle J;¡s

terriLlcs

acusacionE-s fulminadas en

con tra

del

clero, dehcmos St\ña/arla no tant o en el descuido y nislamiento en

que viven nuestros párrocos, cuanto en la ornision Je la cclebra–

cion de un concurso.

Es sohrado

inú~il

el

e~

lar deplorando sobre tantos males co–

mo por tal motivo

han ~lloviJo

sob re el respetable cuerpo de nues–

tro sace rdor-io; ronsig-nemos mejor una de

las decisiones que,

soL re el pulicular, trae el Sa('rosanlo Concilio de Trento, en su

Sesion 24, cnpitulo XIII. Notad los gra\'es términos con que se

expresa.

Mandat sancta Syrtodus Episcopis, pro tutiore anima–

rum eis comm'isarum salute,

'ld

disti

11cto populo

in certas pro–

piasque 1Ja?-rnchia:i, 1micuique suwn

pe1petu.um

peculiaremque

parochwn

assignent,

it

quo Ucife Sac

ramenta sus

cipiant.

Yen el

c<lpilulo XYIH

~e

expresa todaYia mas; imperiosamente que en el

anterior.

Ahora bien ; estas prescripciones ¿tienen 6 no

la

\'irtud de

ohligar en conciencia ? Evidentemente que sf, puesto que

los

Concilios son asamQleas asistidas invisiblemente por el

E~píritu

San to,

y

puesto que el Papa es infalible al hahlar,

ex

cathedra,

sobre materias dogmáticas y morales.

¿Y por que entonces no se dá cumplimiento

:\

esta les ?

¿Qtlú

significa esto ?

ó

solo nosotros estaremos esceptuados respecto de

la ohligacion que entrañan aquel!as decisiones?; pero esta consf'.–

cuencia es absurda)", es ademas prúxima

a

herejla. Lueg11 dehe

procederse cuanto antes

á

la lijacion de los

respecli,•os edictos

de concurso.

.

A aquel que quisiera todavia poner en durla la fuerza obliga–

toria de est;J

ley, voy

á

presentarle el ejemplo que nos dan otros

obispados.

-

No hace mucho que pasaron en la Paz las i:lllimas oposicio–

nes m.mdadils por el llustrlsimo Señor Bosque.

Tambien las han hahirJo en el Cuzco y A)·acuclio.

Dcspues de todo esto puerJe aun ohjetarsenos Lliriendo:

El

Seminario no tiene mas rentas que las pensiones que le pasan

los SS. Curas y contestamos: pero la voz del Tridentino es en–

teramen te respetable: el Seminario tiene capellanías que le perte–

tlecen; pueden ademas todos Jos Cul'ils propios conlrihuir cada cual

mensualmente con unos ·15 pesos

:11

sostenimiento de ese plantel.

Queda pues palmariamente tlemostrnda la imperiosa necesi–

dad que

haj'

on nuestra Dióce!'is de con ,·ocar a un Concurso.

Co•n;lene que el nuevo

l·a~tor

se constihtyn pron–

to en este

Ohi8p~ttlo.

Casi nada hay que pensar para dec ir qu e las mas ''ece!' un

rebaño sin su pastor cMrc el riesgo de ser devorado por los lobos .

Sucede otro tanto con un obispado sin Obispo, porque este es

como el alma y la vida de sus diocesanos;

faltando Cl, todos

desma~·an ;

pero en cambio un solo silbiLio del pastor presento