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l~t\
sido sier.. prc la adqu isicion rle un local apto para la
educ:~rion
de los jó.,.enes destinados al ministerio eclesiástico;
y
es por eso
que
á
\'ece& se ven
U
escollar
á
los Seminarios por
<'11
medio de los
graneles cdific1os que
embellecen
una Ciudad Episcopal.
El
cora.zon se oprime y
el entendimiento se tupe al \;i\'ir en
moradas raquHicas
é
incómodas; tal ha aeontecido h. mas de un
jó\"en que habitó d
1
Jrante algunos
mios
los sombrfos claustros
d~
loe~!
de San Amhrosio.
Aparte de esto carece el nctual Seminar:o de anlas, r:rpilla
y
salones decentes, Jc todo punto urjentes
á
eslablecimicn tos de
cducacion.
Conviene pues pensar en la construccion de un nue\'O !oral
pa ra el Seminario de San Ambrosio,
y
no como quiera, sino
lo
mas pronto p1Jsib1e.
A
si lo reclaman los intereses del clero,
sa,
hasta hoy, rnlera–
mente atropellado:-;.
El clero es el Plemento primordial de una sociedad )' algun
sacrificio Ita de hacer:o<e por
el
bienestar
de aquel.
¿Fallan para ello
recur~os?
pues ocúrras.e
á
la cMidacl
·pllbli('a¡
~najénense
nlgunas capellanías, como se han enajenado otras aca–
so pa ra objetos menos importan tes; exíjase
algo
de la neprcsen–
tacion Nacional por cunlesqniera de nuestros DiputitdOs :-:uplen–
tes,
siempre que para ello rsl u\·iese dotado
del
suficient e
vall•r
y
encrgla;
~·,
sohre todo,
red~ame
cuanto antes
las
can tidades re–
colectadas ahora cinco nños petra la construccion lle una easa .de
Ejercicios.
Acaso nnestras palabras irán
h
estrellarse en
el
desierto
de·l
rgoismo y
de
la indtf<:rencia; pero ante \'erdad tan amarga, con–
suélanos
la
idea
de
que no
faltan en
Puno
cri~ tia ttos
prácliea–
ment e Ciltóliros que saUrim
~ccundar
con sus esfuerzos la reali–
zacion de este proye(:to.
Ne•··eShla•l de una
Re~oleta
pnrn. ••uno.
Dignao~.
puncños, escucha r'
las
palabr ..
1s
d.e
un crcJen le ad–
mirallor del lin allamcnte sublime de
e~ta
inslitucion franciscana.
¿Os habeis encon lrallo a!guna vez con
Ufl(\5
\'arones pacílicos...
YCstidos de tosco
saJal,
Jescalzos, escasos de bienes, sin
mas ca··
maque el duro suelo, sin mas armas
que
su bre,·iario,
s.inmas
amparo que la Providencia ceiC:'Lial?
Son los hijos llel humano ¡.:eralin.
Los ''ulgarmente llamados Hecoletos.
Los C\'angelizadores 1lcl nue\'O mundo.
¿Qn é prelenden ?-
l!:scuchad.
Arranca r de
la
barbarie ci,·i!izada ;, los pnebios uncidos
ai
carro
del
moderno pagauismo.
Despertar
á
los hombres sumidos en el ol \'ido de su fin elern<1.
Predica r
h
los
pueblos
el
reynado
de
Cristo-Dios.-
llustJ·ar
constantemente ¡, Jos infelices indíjena!'.-E u
11ua
¡Miabra , ense–
ilar la ciencia de las ciencias, la ciencia d.c
1<~
:,;d\·acion.