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asilos, donde f'scru pulosameute
H'
rustocliaban las ol1ras escapa–
das de en medio rfe las l!amariJrlns salvajes.
La sola Compañia de JC'sl1s ha dado Hl mundo sáLios de pri–
mer Orden en·casi todos
lo~
rflmos del saLer humano.
¡\l
águila
de
Al¡uino no
lw,\'
talento qnien pueda mirarlo de
de frente.
¿Pero
á
qué
enumerar todo el cúmulo de ser\'icios prestados
al
mundo por Jos ministros del ;¡ltar?
Concret~monos
A
nuestro asu n–
to )' dig;1mos que ninguna cosa
ha
contnLuido mas eficazmente
al
imperio del Catolicismo
en
las naciunes, como el buen uso
hecho en ellas de la pren:.;a r.:.t lúlica .
Per!>uadidos todos los Señores Obispos de esta imperiosa nece–
sid<trl han cst.aLiecido Orgunos de la Doctrina urtodoj¡t en sus res–
pectivas Diócesis.
UIUmamente hemos
saLidoque el lltmo. Señor Tordo)"a co–
mienza
á
púLJicar en el
Cu1.co(<La
Epor¡¡ Beligiosa.u
Urje pues el mome
nto deestaLierer e.n este OLispado una
prensa católica, complctaml'nte independiente tic todas la-s demas.
Dignaos, Señor, Jefe cr.lrslil5oti.t·o, cst·ur-tl<ll' la!' .rala!Jras de un
catOiico aman te de
~u
religion.
¡Ministros del
All<~r!
cont.libuid con ,·uestro óholo
á
la ndqui–
sicion de una impren ta que
fiJ ude
vuestra mision de predicado–
res
y
que
recliaze las imputaciones que se os dírijirán.
Nece.sldful aprcmhuHíslnta de !n
ceteiDrncion
de
pn
<::onc11r~o.
No creo que haJa, entre mis lec.tor,es, uno solo quien pud1e–
ra dudar, ni por un instante, acerca de
la gra\'C oLligacion que
hay de con,·ocar h un Concu rso, sin pt'>nlida alguna de
tiempo,
hoy acaso mas que nunca.
Largos ailos hay trascu rridos desde la lll tima asistencia de nues–
tro elero
a
un concurso que se celebró en el Cuzco.
De;de aquel entonces nadie lia vuelto
á
pensu1· mas en él, sin
embargo de qu
e existen razones. poderosisi mas en r.ontra. Apun–
tar{• nlgunas de
ell.as.
Sab1do es po
r todos el deterioro )'
dcst~m ¡H•ro
en que ¡;e hall.:u
nlg1Jnos templos )' casas cu r:1les; ese rleterioro
~·
desampa ro no
pueden desaparecer si los benelicios nll son prO\'istos en propie–
dad.
Aparte de esto, los Señores Curas tienen el
~agrado
deber, de
ser, segun la expresion de Malaqujas, los custodios de las ciencias:
¿y
cOmo
podrán serlo nunca, cuando para ello no tienen en sus
parróqnius el mas pequeño cslímulo que
Jo~
pud iera ohligar
á
ser
estud iosos )' amantes de las let ras?
lié
ao:¡u f la razon por qué !Jas–
la la prensa liberal de Puflo ha tenido pretextos para acusar de
ignor;1ntes
á
aquellos Señores.
Todos estos males quedarian alrjados mcdiimle un conaurso,
JlOHJUC
entonces todos los Seil.ores Sacerdotes se ve1·ian, mal de
~u gr<~tlo,
en el caso de cstudiJr todos los ramos pertinentes
¡,
la