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y
monumentos , son busaados con
tenaz
avidez por todas las Naciones cristianas y
culta~.
En sus escuelas se formaron esos
hombres eminentes, verdaderos colosos
en todas las artes humanas : de ellas sa–
lieron los grandes Oradores , los Capita–
nes famosos, los Legisladores y Políticos
más hábiles y sábios. La música, la pin–
tura, la escultura, la arquitectura, el ar–
te de la guerra y todas las demás , se cul–
tivaron con igual paso,
y
florecieron con
tal perfeccion
y
esplendor , cual no se han
conocido despues; y las obras que aun res–
tan, serán siempre el modelo y el término
de todas las aspiraciones , y de los estu –
dios cuyo fin sea el hacer algo acabado
y
perfecto.
Roma , cuando llegó á ser la Señora
del Mundo por sus victorias, reconoció su
inferioridad en las obras del génio y de la
inteligencia: hubo de pedir
á
la Grecia sus
leyes y sus artes; y con tal fruto, que se
adquirió por este medio otro imperio,
otra superioridad y otros títulos de admi–
racion y preponderancia , mas nobles y
duraderos que los de sus victorias y con–
qui stas. Su inmenso poder y su génio vi–
virán eternamente en sus Códigos, en sus
Oradores y Poetas ; en los Obeliscos
y