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estas palabras (to1naré el pensanliento ele un sáhio
contemporáneo) creo o
ir una
gran protesta
que
desde
los puntos del globo aclan1an
<~n
nn
concierto inmen–
so, la vida sie1npre ft:cunda
de
f'SOS
apóstoles
de la
Iglesia católica
y
de la civilizacion humana. Desde el
fondo
de
las rnontafías Roqnizas; riel sen_o de tode1s
]as islas de la Oceanía; de las playas de la India, de ia
China,
ele
la Corea
y
dd
Japon; del fondo
dn
las dos
Américas y de sus desiertos, creo ver genAraciones
que
se levantan, formados en punblos cristianos
y
llevando
la vida de Dios, que ha caido en sn alma de la palabra
y
rlel corazon de esos evangPlizR dores de
la
pa7.
y
de
los bienes temporales
y
eternos,
y
protestan contra esos
ociosos declamadores
é
injustos perseguidores rle los
verdaderos discípulos de Jesucristo
y
de sus creyen–
tes Rdoradores."
Y
f1Ué
Clirernos del influjo que ejercen
en
la
m01 ali–
dad doméstica y social? Si los conv{_,ntós
y
rnonaste–
rios no fuesen otra cosa, que los asilos de
la
clesgracia,
los sepulcros
ele
los vicios, las escuelas prácticas de
la
moral, y unos paraísos de virtud, inocencia
y
santidad
solo para aquellas personas
que librPrnente
los tornan
por sus pPrpotuas 1noradns, sn 8Xistencia seria un
be·
neficio providencial, impartido á la triste hun1anidad
condenada
á
un destierro. ¿Qué mayor dicha para el
Estado
que
invierte ingentes snrnas
en
la conserva–
cion de hospitales, orfanotrofios, casas ele
n~fugio,
cár–
celes y penitenciarias, para alivio y seguridad
de un
gran número
de
sus rniemhros doJientes, indigentes y
delincu2ntes, que al ver otro considerahie número de
ellos, que sin exp0nclio Cle
la
nacion
la
honran con su
vicia religiosa, la libran de rnales y le impetran un cú–
rnulo de bienes con sus virtudes y oraciones?" Y o veo
estos establecirnientos con tanto 1nas placer, decia el
célebre protestante lVI. ])eluc, en r-nanto
que
no es so–
Jo el goce de un hombre sino de mnehos y bajo este
punto de vista no podró clesearlf's rnas que 1nucha fe–
licidad. Los religiosos son hornbres,
y
se
debH
desear
que todo hornbre sea feliz en su estado, no destruyen-
do la felicidad de los dP-mns ...... Así, no veo
en
qué
\os religiosos usurpan la felicidad de Jos demas hom·