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Jps, y los moros los restablecieron, como enemigoo
capitales de la religion: y ¡sabes,hermana mia, _por
qué hay ahora tanto acaloram1ento por Jos hades,
~ue
no hay domingo, ni fir:sta
por
pequeña que sea,
en que no haya baile? Todo viene del demonio, quQ
pone en movimiento
á
sus secuaces, que son los be·
reges y viciosos. Yo sé de una junta de hereges, que
entre los planes que adoptaron pam acabar con el
catolicismo,
y
quitar en cuanto fuese posible las fun–
ciones de la Iglesia, fné uno el de sustituir en ellas
comedias
y
bades,
y
si pudiesen ser nocturnas mejor;
porque son mas
á
propósito para desmoralizar. ¡Oh
qué de monstruosidades se siguende aquí! Aristóteles
pregunta, ¡cuál sea la causa de que en el Africa ha–
ya tamos monstruos? Y responde, la escasez de
agua: como hay por consiguiente pocos lugares para
abrevar, de ahí r<'sulta, que reuniéndose y viéndose
en aquellos abrevaderos animales de todas clases, ar–
den en celos y se juntan; originándose de esto tan–
tos monstruos. l-lagamos nhora
la aplicacion,
y
pre–
guntemos: ¡sabes por quó en Espafia hay en el dia
tantos monstruosde pecados? De gran parte de ellos
~aliaremos
el orígen en estas reuniones. Y
iCÓmo
puede menos.? ¡no se hallan en ellos reunidos los jó–
Tenes de amboe sexos, vestidos lujosamente y
á
ve–
ces con poca decencia } de un modo provocatirol
¡La lihert:td
y
desahogo del baile no autoriza la fa–
milimidad? ¡no es ahí, donde se mira de hito en hito,
y en
donde s~
dicen palabras ,alreviclas,
y
en donde
liC
hacen acc1ones escandalosas, y en donde? ... ¡Ay!
carísima hermana,
¡y
qué delectaciones morosas, qué
-te deseos, qul! <le actos despues!. .. ¡cuántas fornica–
atúnes, cuántos adulterios,
y
cuántos horribles mom;–
trlrlb, que infe\;tan y desolan la tierra'