i
5li
Tl\AB.Dff TERCERO·
Ja
tcu.taci0n, ·que
~i
quíen se ayqua con la ·penitencia·, .Dios le ayu-
da con sü gracia; · · ·
.
, El quinto remedio es la guard;i en ·los sentidos (
1) ;
porq.uesi no
nos recatamos .de lo
que
es
h~rmoso
á
la ·vista, sabroso al
gu~to;
suav·e ai oi<lo ,. agradable al olfato
y
blando al racto·, se apoderarán
de nosotros los malos dese?S, y Í)Crderemos
h
castidad,
y
se cum_: .
plirá eu nosotros aquello <lel profeta
(2):
Entró ' la muerte por
vuestras ventanas,
y
así convie11e cerrarlas de los sentidos, para que
no entre por ellos la muerte,.
rti
cosa que despierte algun mal pen–
samiento, ó sea imaginaciop. ·A Armenia , reina esclarecida, vol–
viendo
á
su casa de
1m
banquete opulentísimo., que
eí
rey Ciro les
había hecho
á
ella,
y
ar rey. Tigra.ves, ·su marido; y á otros.prínci–
pes, con10 todós loasen
la
genL.ileza , y hermosma de Ciro, que era
cri
estrem@ lindo, le prcguñtó su esposo qué le babia· parecido,
y
ella IC·respondió: yo, señor, .nunca t'nirÓ
á
nadie, si no es
á
vos,
y
así
no
sé que tal es
fo
fi gura del hombre ageno.
¡
Q'ué respuesta ésta,
y
qué muj er ! As í se halhíran ahora. San Pablo ermitafio erá tan
rrcata.doen sus ojos, que no solo hnia de ·ver alguna mujer, pero
.
I
ui vestido, ni cosa suya jamás permitió se le pusiese delante
(5).
A
parta,
pues~
los ojos de
Ja .
nrnjer aha viada
j
y
no m.ires su· hermq–
s11ra, porque de la, vista n.ace el
pensamiento~
del pensamiento·
l~
dcl ec tation, Je .ia delectacion el consentimiento, del consentimiento
la ohra, de la obra la costuri1bre, de la costumbre la obstiriacián;
y
tle
ah~
la condenacion eterna. Por .eso el santo Job se concertó cdn .
sns ojos, que no mirasen la doncella, y añade (
4):
Porque si ásí no
fuera, ¿q'llb parte tuviera Dios. en mí? Sfrvante David y Salomon
(5)
que por mirarla hici eron" muchos pécados:
y
por ·no re
ria
los
cscusal'0n,
y
a1l r¡uirieron renombre de castos Ciro Ptholomeo, ·
An–
tioco, Scipion y Alej a11 dro
Mag i10,
el cual nunca quiso verá .las hijas
el e
Dario, y las vr.ces .que se vió obligado de habfarlas; tuvo sus ojos
bajos ·¡iues tos ·en el st1elo; y
pr~guntado
de
sus validos por qué no
· las miraba sienuo tan hermosas, respondió : Por eso ;
y
porque ha-
· (1) C:is.
liu.
G. cap. 3.-(2) .fornn1. 9. n.
21.-(3)
Greg•.
J.
4.
mor:
c.
2. - (li)
Jou.
3'1.
n. et
~
..
-(5) 2.
Re;;. H.