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Agustin sobre Ja gracia,
In
predestinacion
y
el
libre albedrío ;
combatió Jas opiniones del
jesuita Molina
y
establecio principios poco favo–
rables
á
Ja libertad del hombre
y
á
la bondad
de Dios. Aunque al morir Jansenio protestó su
sumission
á
la Iglesia
y
a la Santa Sede, se atrajo
muchos enemigos, principalmente
á
Jos jesuitas
y
combatida su obra fué condenada por el Papa
Urbano VIII. Esta condenacion exaltó
á
los de–
fensores del
Agustinus
que· fueron
llamados
Jansenistas,
y.
Ja discucion continuaba con ca–
lor entre los
teólogo
s, principalmente en Lo–
vaina, Paris y Roma,
cuan.dofueron presenta–
das al Papa InÓcen
cio X cinco proposiciones
sacadas del libro de Jansenio, que fueron con–
denadas como heréticas ; pero Jos Jansenistas
negaron que estas proposiciones se encontraran
realmente en el libro de Jnnsenio, convirtiendo
así la cuestion de derecho en cuestíon de hecho,
y
la disputa continuó con mayor vigor. Para
terrn.inarla el Papa Alejandro VH declaró que
]as cinco proposiciones eran sacadas del libro
de Jansenio
y
que habían sido condenarlas en
el sentido de este autor; y obligó
á
los Janse–
nistas
á
firmar un formulario adhiricndose
á
esta declaracion; mas habiendose negado muchos
á
aceptar el formulario fueron compelidos por
la fuerza, principalmente en Francia donde
existía el mayor número de obstinados. Entre
Jos defensores de
Jansenio se distinguieron
personas eminentes por sus virtudes
y
ciencia ;
son muy notables los Solitarios de Puerto-real,
Arnauld, Nicole
y
sobre' todos Pascal que en sus