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herejes
é
infieles por medio de la predicacion,
y que fueron mas fecundas en resultauos que
las anteriores. Las principales son: los Francis–
cános, Dominicos, Carmelitas
y
Agustinos.
Franciscanos.
Francisco de Asis, hijo de
un comerciante rico, dominado por un pi ad oso
celo, abandonó su casa
y
familia,
renunció
á
las
riqut' ~a s
y vestido de un tosco sayal recorri ó
los pueblos de Italia predicando la penitencia.
Su entusiasmo
y
fervor religioso le atrajeron al–
gunos compañeros con los que fundó la órd en de
los
Hermanos menores
ó
Franciscanos
(
1210).
Estos nuevos religiosos debían renunciar
a
todos
los bienes de
la
tierra ;
y
cntregados á la oracíon
y
á
la penitencia mas austera, vivir delas limos–
nas de los fieles ; su principal mision debía ser
la éonversion de los pecadores atrayendolos
á
la virtud mas con el ejemplo que con las pala–
bra ~ .
Aprobada la órden por Inoccncio Ill, San
Frnncisco redact ó la regla que
fué
notable por
su rijidez ;
y
despues de una vida dedicada
á
la
p1·cdicacion, oracion
y
penitencia, murió
a
la
edad de cuarenta
y
cinco años. Su órden pro–
gresó rápidamente
y
<lió
á
la Iglesia varunes
eminentes en virtud
y
ciencia entre los qu e es
muy notable San Buenaventura.
Tambien pertenece
á
la órden Franciscana
la de las Clarisas, fundada por una Súiora no–
table de Asís, llamada Clara, que convertida
por el ejemplo
y
drscursos de San Francisco
abandonó el mundo
y
fundó para rnugeres
<'Sla
órden que adoptó la misma regla que los Her–
manos menores (
1212).