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Santos;
y
dotado de una imaginacion ardiente
á la vez que de una gran sensibilidad, se encon–
tró tan conmovido que desde ese momento resol–
vió abandonar el mundo para dedicarse á su
salvacion. Restablecido de sus heridas principió
una vida austera en la capilla de Monserrate; y
habiendose consagrado caballero de la Santa Vir–
gen emprendió u·n viaje penosisimo á la Pales–
tina, en donde visitó el Santo Sep.ulcro y regó
con sus lágrimas la tierra que había santificado
el Reteodor. De regreso á Europa pensó en es–
tablecer una nueva órden religiosa ; pero antes
creyó necesario instruirse,
y
á la edad de
33
años principió el estudio del Latin. Filosofia y
Teología en las principales Universidades de
España. Pasó en seguida á Paris donde, termi–
nados sus estudios, se unió con seis de sus con–
discípulos: Pedro Lefebre, Diego Lain cs, Fran–
cisco hvier, Alfonso Salmeron, Nicolas Bova–
dilla
y
Simon Rodriguez,
y
todos juraron sobre
una
hostia consagrada guardar ademas de ·1os
tres votos monásticos el de obedecer al Papa
en la mision á que los destinase. Ignacio, Lefe–
bre
y
Laines se dirigieron á Roma á pedir la
aprobacion de la
órden~
y
Paulo III la confir–
mó en
1540
con el nombre de
Religiosos de la
Compañiade Jesus,
siendo San Ignacio su pri:-
mer general.
·
Con.stitucion. de la Coinpañ.ia
-
La
regla primitiva de la Compañia de Jesus, fué
sencilla, devota é inocente; pues San Ignacio
dominado por su piadoso entusiasmo solo se
ocupó de la instruacion de los niños, ejercicios