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ble peste, llamada
Fuego sacro
ó
de San Anto–
nio,
en la que, despues de padecimientos atro–
ces, morían los enfermos ó quedaban mutilados.
Habiendo salvado milagrosamente de esta enfer–
medad el hijo de un Caballero del Delfinado
llama,do Gastan,
resolvier.onpadreé hijo fundar
una órden con el fin de nsistir á los enfermos
atacados de la peste. La Congregacion fué apro–
bada por Urbano
n
con el nombre de
Hospita–
larios ·de San Antonio;
sus hijos prestaron
grandes servicios
á
los enfer.mos.
Cister
y
Claraval-Disgustado Roberto,
abad de Cluny, por la relajacion en que vi·vian
sus monjes,
y
encontrando oposicion
á
sus
proyectos de reforma, se retiró con veinte com–
pañeros al desierto del Cister, en donde cons–
truyó un monasterio, echando los cimientos de
uná nueva órden que pronto adquirió prestigio
por Ja pureza de las costumbres y la severidad
de la regla ( 1098). La órden del Cister llegó
á
su mayor esple11dor cuando ingresó en ella San
Bernardo, el personage mas notable de su tiem–
po. Dotado de una gran inteligencia y dedicadQ
al estudio desde sujuventud, disfrutó de la mayor
influencia en los negocios eclesiásticos
y
políti–
cos, siendo muchas veces árbitro entre los Pa–
pas y aun entre los reyes; fundó muchos conven–
tos, entre
lo~
que fué muy célebre el de Clara–
val, atacó los abusos
y
desórdenes de la época,
manifestó á los Pontífices la necesidad de una
reforim1, evitó un cisma haciendo reconocer
á
Inocencia
l'I,
dió con su apoyo autoridad
á
Eu–
genio IV, hizo aprobar ·la órden de los Templa-