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VI DA
habi~ndo
comulgado el Emperador de mano del obispo,
se volvió á su sitial, edificando
á
toda la córte
y
á todo
el pueblo con su piedad
y
religion.
Acabada la misa, el Emperador acompañado del rey
de Bohemia
y
de HungrJa, su hijo,
y
de la archiduquesa
reyna de España, su hija, del obispo
y
de todo el clero
secular y regular,
fué á
la plaza mayor, donde estaba
puesto el trofeo de la inmaculada Concepcion,
y
en donde
se babia juntado toda la ciudad de Viena.. Habiendo ben–
decido el obispo la famosa columna, consagrada
á
la in·
maculada concepcion, se tocó, miéntras se cantaba
lá
le–
tanía de la Vírgen, uno de los mas magníficos conciertos
por la música del Emperador, acompañada de las trompe·
tas, timbales, oboes, tambores y de una sal va general de
toda la artillería de la ciudad: quizá no se vió jamás ce–
remonia mas augusta, ni que honrase mas devotamente
á
la inmaculada concepcion de la Madre de Dios.
Despues de mediodía volvió á empezar la fiesta con
tanta pompa
y
celebridad como por la mañana ., por el
zelo
y
devocion de la emperatriz Leonor, viuda del em–
perador Ferdinando II. la cual quiso dar por sí pruebas
visibles de su tierna devocion
á
la inmaculada concepcion
de la santísima Vírgen, terminando esta fiesta con un nue–
vo espectáculo de los mas edificativos y pomposos que se
viéron jamás. Despues que la córte
y
el pueblo hubié–
ron pasado lo mas del dia en exercicios de devocion , se
vió al anochecer una decoracion que arrebató la admi–
racion de todos.: se ilumináron todas las casas de la ciu–
dad con fuegos y luces, en lo que cada particIJlar quiso
distinguir_se; pero lo que dió mas golpe, fue la estát-ua
en que se babia puesto á la Madre de Dios. La colum–
na llena de velas de cera blanca parecia ·arder toda: veía·
se un arco iris de luces que rodeaba la estátua de la san.
tísima Vírgen; y todas las ventanas de las casas de las
plaza estaban iluminadas con una infinidad de
hathas~
pin·
tadas en éllas las armas de, la casa de Austria. Este es–
pectáculo resplandeciente ;que duró dos horas largas . era
todavía mas augusto por la presencia del Emperador, de
la Emperatriz viuda, de los Reyes de Bohemia
y
Hungría,
de la Rey na de España
y
de todas sus familias, cuya de–
vocion animaba
á
la de.todo el pueblo. Todo este tiempo