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DOMINGO VEINTE Y CUATRO
muerte:
Ubicumque
fuerit
co
rpus , illiccongregabuntur et
.aquilte
.:
en donde quiera que
estuvie.reel cuerpo, allí se
juntarán las águilas : Este es
un proverbio sacado de Job,
del qu.e se sirve aqui Jesucristo para significar que de
to–
das las _partes del mundo vendrán los fieles que hubiere11
abrazado el evangelio
á
unirse con su ·Ca
beza,para com–
poner el cuerpo místico de
la
Iglesia. Y
es.toes lo que
sucedió por medio de la publicacion
cie-1
evangelio,
y
sUr–
cederá lo mismo al fin del mundo , cuando resucitados
todos los hombres se verá juntarse los justos .,
y
couer
rápidamente junto
á
su Señor, el que por su virtud divina
los atraerá
á
sí con mas fuerza qHe los cuerpos muertos
atra
en lasaves de rapiífa
y
las águilas.
Stat.imautem
p(}st
tribu!ationern dierum
illorum
sal
<Jb
scurabitur, et luna non dabit
lumen suum,
et
stellte
ca–
dent de
cado,
et
v irtutes Ca!lorwn comrnovehuntur:
et
t une
parebit signum Fi!ii hominis in
cado:
pero luego despues
de estos días de tribulacion el sol se
obsc
~rece.rá, la lu -
na no alumbrará, las estrellas caerán del
cielo, ylas vir–
tudes celestiales se conmoverán
y
trastornarán;
y
enton–
ces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre.
Es cierto que todos estos fenómenos tan estupendos con–
vienen igualmente
á
las dos venidas del Salvador del
m1m–
do. Estas expresiones.,
ó
nuBeras de hablar hiperbólicas,
son muy frecuentes en la Escritura.,
y
muy familiares
á
los profetas para predecir la ruina' de las ciudades,
y
las
calamidades. Y así el Salvador, prediciendo las desdichas
que les habían de suceder bien presto
á
los judíos, alu–
de tambien
á
lo que sucederá al fin del mundo. El sol se
obscurecerá, la luna no alumbrará, las estrellas se cae–
rán del cielo,
y
las virtudes celestiales se colilmoverán
y
trastornarán. Todas escas expresiones, sacadas del estilo
figurado de los profetas, significan y dan
á
entender que
los judíos serán abandonados de Dios
y
entregados
á
su
ceguedad: que el Espíritu santo no los alumbrará; que
la luz que lucía sobre éllos se apagará; que toda la na–
cioa estará envuelta. en horrorosas tinieblas;
y
que la si–
nagoga ya no será verdadera Iglesia. En el mismo senti–
do entienden todo
es10
los padres
y
los intérpretes de las
señales que han de preceder al juicio final. Se dexa co–
nocer bastante que la caída de las estrellas debe enten-