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DESPUES DE PENTECOSTES.

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y

me ayudaron en el ministerio evangélico -con Clemen–

te

y

los demas compañeros de mis trabajos, cuyos nom –

bres están en el libro de la vida:

Q,uorum n'Omina sunt

in–

l ibro vita:.

No podía san Pablo dar una idea mas alta de

la virtud

y

santidad de sus amados compañerós, los que ·

segun parece, componían el clero de aquella nueva igle–

sia. Es muy probable que el Clemente de que habla aquí

es el san Clemente que fue fiel compañero de san Pablo,

y

que sucedió á san Pedro despues de san Lino y san Cle–

to en la cátedra de Roma, y cuya fiesta celebra la Igle–

sia á 23 de noviembre.

El evangelio de la misa de este día contiene dos mi–

lagros de Jesucristo , uno en favor de una muger quepa–

decía fluxo de sangre,

y

ó tro en favor de un príncipe de

la sinagoga

á

qui_en . le resucitó una füja.

Acababa el Salvador de librar

á

un endemoniado

-fu–

rioso de una legion de demonios ,

á

los cuales babia per–

mitido entrar en una piara de dos mil puercos que

pas–

taban allí cerca ; todos los cuales se fueron

á

precipitar

al mar de Tiberfades, en donde se ahogaron. La gente

del ppis, mas sensible á la pérdida de su piara, que al

milagro obrado en la persona del endemoniado, rogaron

al Salvador se retirara de su pais. El Salvador, que no

quiere habitar sino con los que quieren estar con él, los

dexó al punto: habiendo atravesado el lago, volvió al la–

do de acá del Jordan á la Galilea. Apenas hubo des–

embarcado, cuando el pueblo, que le estaba aguardando

en la ribera, se juntó al rededor de él, manifestándole su

gozo,

y

el deseo que tenia de oírle.

Mientras que el Salvador hablaba al pueblo en

la

pla–

ya, uno de los principales de la sinagoga de Cafarnaun,

llamado Jairo (era el rabino que · presidia las juntas), que

tenia una hija como de unos doce años

muy

enferma~

Tompe por entre la multitud, se llega

á

Jesucristo, se

postra

á

sus pies, le adora,

y

le suplica enctUecidamente

vaya á su casa, porque babia dexado en élla una hija

que se estaba muriendo, la que creo, añadió , ya habrá

muerto

á

e ta hora. Pero solo con que

vos

querais toma–

ros el trabajo de venir á mi casa,

y

coge rla de la mano,

tengo una firme confianza que la d::ireis infaliblemente la

salud;

y

en caso que haya muerto , la Tesucitareis. El