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VIERNES SEGUNDO

Ruben era ,dexar pasar el primer fuego del enojo de sus

hermanos, 'Condescendiendo:en ·algo con su rebato ,.

y

sa–

car despues

José de Ja .cisterna

1

y

volvérselo

á

enviar

á

su padre. Su clictámen fue seguido por todos : el jóven

José fue echado

á

la cisterna, sin que sus gemidos y lá–

grimas ex.citasen en sus hermarios. el menor sentimiento

de compasion. Pero bien·pronto 10'-sacaron de allí para

venderlo

a

unos•mercaderes ·ismaelitas,

ó

árabes, segun

el texto hebreo ,

1

que•venian de Galaad con sus camellos

cargados de resiha, de qiirra, de báls'amo,

y

de toda es–

pecie de aromas , las que llevaban á Egipto ;

y

fecibieron

en }.!'>recio veinte

~\clos,

que hacen .cerca de tr.einta pese·

ta:s de nuestra rrionecl.a anügu¡:i ; ·

6

segun algun©.s exem·

pl'aires

antiguos ,;nefota · ;pi~zas

de piata,:

Trigin'ta .argen–

teJ,s; ,

pted9 a

1

qu.e ·_babia ' de 'Jser. vendido Jesucristo' de

quien · José ·era ilgura. Estos mercaderes lo vendieron en

Egipto

Pl'ltifar,

prínci~e

de 1almilicia,

ó

capit~n

de las

guardias de _faraon, el que. viendo que su esclavo nada

tenia:'

de ·ser~il

en sús costumbres,

y'

descubriendo un ayre

de n0bleza

;-~y

un

fopdo

íde prudencia

y

de probidad en

sus palabras, en sus modales,

y

en toda su conducta, des·

cargó sobre él el cuidado de su casa, de la que le dió la

intendencia ó mayordomía. Nadie ignora las aventuras de

José, la calumnia E:G>n que lo infamó la muger de Pu–

tifar,

su .pr.ision,

da

la que no salió sino para empuñar

el bas'ton de .gobernardor de todo·Egipto.

i

Qué figura mas

propia de

~os-

malos tratamientos que el Salvador recibió

de

los.judíos, que los que recibió José de sus

hermanos~

iY qué figura representa mas al vivo el triunfo de Jesu–

cristo que el de

José~

·La malignidad del corazon hu–

mano,

y

la envidia de un espíritu de partido, parece

triunfan por

alg~n

tiempo por los sucesos prósperos con

que deslumbran

á

los que se paran en las

apar~encias,

y

'parece desconciertan

y

trastornan toda la economía de

la Providencia; pero esta misma Providencia se sirve de

sus

pre~endidos

triunfos para llegar

á

los fines que tiene

premeditados. La inhumanidad

y

la barbarie de los her–

manos de José son los caminos de que se sirvió Dios

para hacerle subir hasta el trono, así como el horrible

deicidio de los judíos fue el camino de que se sirvió Jesu–

cristo para manifestar su divinidad

á

toda la tierra.