DE CUARESMA.
229
de
el ~ temor
que reyna es
un
temor
filial.
Entre los ver–
daderos hijos de la Iglesia, no se conoce otra verdadera
servidumb.reque la del pecado.
Está escrito, continúa el Apóstol, Alégrate, estéril, que
no pares. Estas palabras las tomó sao Pablo del profeta
Isaías, de aquel profeta
á
quien fueron revelados todos los
misterios del Mesías y de la redencion, y que teni a pre–
sente el retrato de la Iglesia, la felicidad de su dichosa
fecundidad, cuya posteridad ha sido mas numerosa: está
mas
~xtendida,
es cien veces mas permanente que la de la
sinagoga, su primogénita, que se gloriaba de lo nurperoso
de sus hijos, y que á los principios parecia ech
i r
en cara
á
la Iglesia su 0bscuridad y esterilidad-:
Quia multi filii
desertce-, magis
quam
ejus
qzue
habet virurn.
Por lo que
toca á nosotros, hermanos mios, somos los hijos de la
promesa, figurados por Isaac; no seais tan cobardes, tan in-
. sensatos, que renunciei esta gloriosa prerogativa,
y
os
ha–
gais volumar iameltlte hirios de Ismael, metiéi:rdoos otra vez
en 1a :.esdavitud de que J eswcJ;istÓ ' os
~ibró ,
y
sujetándoos
p0r un · error' imperdonable
á
las ceremonias de la ley.
Pero así como el que babia nacido segun la carne, per–
seguía al que habia nacido segun el espíritu. lo mismo
sucede ahora. . Así como Ismael perseguía al jóven
Isaac~
así tambien hoy los judíos carnales é incrédulos persi–
guen á.; .los cristianos. ·Habiendo sido tratado tan mal el
Sa:l'Vador, no se debía esperar que los discípulos tuviesen
un tratamiento mas favorable:
Si me persecuti sunt, et
'l:JOS
persequentur.
i
Pero qué dice la Escritura, añade san
Pablo? Echa: de casa
á
la esclava
y
á sa hijo, pues ·no de–
be tener parte éste en la herencia. Segun el sentido literal
y
alegórico el Apóstol da á entender bastantemente
á'
los
gálatas, qire deben echar de si
á
los verdaderos isma<;les
que los persiguen,
y
á los falsos após toles que los pe·rvier–
ten. Segun el sentido moral debemos eolílar de nosotros
todo lo que es contrario
á
nuestra sal\'lacion ., somo son las
0casiones próximas de pecado, y todo lo que puede ser–
nos motivo de caída, sin que en esto haya la menor reser–
va. Debemos asímismo negarnos
á
las sugestiones del amor
propio, y domar nuestras pasiones.
· El evangelio de la misa de este día contiene, como ya
. se ha dicho, la historia de la multiplicacion de los cinco
Tom. 11.
P 3