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MlÉRCOLES TERCERO
PUNTO SEG UN DO.
Considera que nuestra salvacion no se puede obrar sino
en el tiempo , y que todo el tiempo de la vida no se.nos ha
dado sino para trabajar en este gran negocio:
i
cómo debe–
mos, pues, aprovechar este tiempo, cuyos momentos son
todos tan preciosos, y cuya pérdida es
irreparable~
Sin embargo, ¿ iento mucho esta
pérdida~
¿la miro
acaso como una
pérdida~
¡Ay! el dia de hoy se llama di–
version, alegría, grandes negocios, todo lo que contribu–
ye mas
á
hacernos perder el tiempo. Examinemos qué uso
hacemos nosotros mismos de este t iempo.¿ Lo hemos em-
pleado, lo empleamos todo en nuestro gran negocio?
.
Vendrá tiempo en que daríamos todo cuanto tuviése–
mos por tener aún algunos de estos preciosos momentos
que perdemos
y
que queremos perder. ¡Qué pesar, buen
Dios, qué desesperacion, ver que todo este tiempo se ha
pasado,
y
que todo este tiempo se ha perdido!
¡Ah, si yo estuviera ahora, diremos
á
la hora de la
muerte, como estaba tal
y
tal dia de mi vida cuando me–
ditaba sobre el buen u o del tiempo ! si tuviera ahora la
misma salud, ¡qué no haria yo, Dios mio! Pero infeliz de
mí, ¿por qué pensando ahora en el-pesar que debo tener un
dia por no haberme aprovechado del tiempo, no me apro–
vecharé ahora de este pensalniento, de esta gracia y de es–
te
tiempo~
¿La juventud, la caridad, la condicion, la dig–
nidad, las grandes rentas, la abundancia, eran títulos para
tener una vida ociosa é inutil
~
¿eran títulos para perder el
tiempo~
¡Qué sabias, qué cuerdas fueron aquellas almas
fiele s , cuyos dias fueron todos llenos! ¡aquellos grandes
siervós de Dios que pasaron tan santamente sus días! Con–
sidera al bienaventurado Nicolas en su propia casa, en su
familia, en la tropa
y
en el desierto: ¡qué aplicacion
á
to~
dos sus deberes! ¡qué.horror en todas partes á. la bagatela
y
á
la ociosidad! ¡qué uso tan santo del tiempo! ; qué re–
gularidad y qué penitencia!
Señor, yo mismo me hago todas las reconvenciones que
estos fieles siervos me harán, y que vos mismo roe hareis
t ocante al mal uso que hubiere hecho de un tiempo tan pre–
cioso: haced útiles por vuestra gracia estos pesares, hacién-