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r44

MARTES TERCERO

linquido, cuantos son lós testigos que se

hallan

presentes.

Parece que entonces mas bien se pretende avergonzarlo

que enmendarlo. El descubrir la llaga no es el medio mas

acertado para curarla. Si eJ delincuente recibe bien ttl

arnonestacion, añade el Salvador, no has ganado

poc~

pues has contribuido á salvar e.1 alma de tu hermano. N<

solo lo habrás reconciliado contigo, mas tambien lo habrá:

ganado para Dios.

Pero si no te oye, toma contigo una

ti

dos

personas mas

prudentes, discretas, amigas, si puede ser

1

- y

que tengan alguna autoridad sobre él. La caridad .

J

paciente;

y

la inutilidad de tus primeros esfuerzos pa1

~

convertirá tu hermano, no te da derecho ni para injuriar

lo, ni para abandonarlo. Considera que es un enfermo, que

tú solo no has podido curar: válete de la ayuda del ve–

cino para acabar su curacion; pero cuidado al cerrar la

llaga de su corazon, no le hagas otra nueva, haciendo

pública su tenacidad

y

su obstinacion. El cuidado que

tu–

vieres de portarte con él con gran prudencia, lo podrá

- ablandar

y

mover: al contrario, haciendo ruido , lo exas–

perarás,

y

quizá harás incurable la llaga. Es menester que

vea que este nuevo paso no es efecto sino de un nuevo zelo,

y.

de una caridad _acendrada; pues tú no admites estos tes–

tigos, dice san Crisóstomo, sino para que juntando sus rue–

gos con los tuyos produzcan mejor efecto sobre su cora–

zon

y

sobre su espíritu. Lo que el H ijo de Dios ha dicho

h:i. ta aquí de la correccion fraterna, puede entenderse

tambien de

l~s

injurias particulares que se nos hacen,

y

del escándalo que se nos da. Lo que se sigue parece no

·debe entenderse sino de los pecados graves, de los senti–

mientos erróneos y de lo que escandaliza á los fieles: la

caridad que debemos tener á nuestros hermanos nos debe

·in pirar este zelo' por su salvacion.

Si todo lo que has hecho en particular para conver–

tirá tu hermano, continúa el Salvador, es im'.Ítil da cuen–

ta á la

Ig~es ia,

?-elátalo á los prelado;S;

y

si

co~

todo eso

no se cor rige, s1 persevera en su extravío,

i

no e cucha

á esta

bu~aa

madre, míralo como á un págano, como

t

un publicano.

i

Cuántos pasos e tará obligado

á

dar un

cristiano ante de estar autorizado para romper entera–

mente con su hermaqo, 6 abandonarlo, dice un sabio

in–

térprete~

Debe primero buscarlo á solas , despues debe