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MARTES TERCERO
linquido, cuantos son lós testigos que se
hallan
presentes.
Parece que entonces mas bien se pretende avergonzarlo
que enmendarlo. El descubrir la llaga no es el medio mas
acertado para curarla. Si eJ delincuente recibe bien ttl
arnonestacion, añade el Salvador, no has ganado
poc~
pues has contribuido á salvar e.1 alma de tu hermano. N<
solo lo habrás reconciliado contigo, mas tambien lo habrá:
ganado para Dios.
Pero si no te oye, toma contigo una
ti
dos
personas mas
prudentes, discretas, amigas, si puede ser
1
- y
que tengan alguna autoridad sobre él. La caridad .
J
paciente;
y
la inutilidad de tus primeros esfuerzos pa1
~
convertirá tu hermano, no te da derecho ni para injuriar
lo, ni para abandonarlo. Considera que es un enfermo, que
tú solo no has podido curar: válete de la ayuda del ve–
cino para acabar su curacion; pero cuidado al cerrar la
llaga de su corazon, no le hagas otra nueva, haciendo
pública su tenacidad
y
su obstinacion. El cuidado que
tu–
vieres de portarte con él con gran prudencia, lo podrá
- ablandar
y
mover: al contrario, haciendo ruido , lo exas–
perarás,
y
quizá harás incurable la llaga. Es menester que
vea que este nuevo paso no es efecto sino de un nuevo zelo,
y.
de una caridad _acendrada; pues tú no admites estos tes–
tigos, dice san Crisóstomo, sino para que juntando sus rue–
gos con los tuyos produzcan mejor efecto sobre su cora–
zon
y
sobre su espíritu. Lo que el H ijo de Dios ha dicho
h:i. ta aquí de la correccion fraterna, puede entenderse
tambien de
l~s
injurias particulares que se nos hacen,
y
del escándalo que se nos da. Lo que se sigue parece no
·debe entenderse sino de los pecados graves, de los senti–
mientos erróneos y de lo que escandaliza á los fieles: la
caridad que debemos tener á nuestros hermanos nos debe
·in pirar este zelo' por su salvacion.
Si todo lo que has hecho en particular para conver–
tirá tu hermano, continúa el Salvador, es im'.Ítil da cuen–
ta á la
Ig~es ia,
?-elátalo á los prelado;S;
y
si
co~
todo eso
no se cor rige, s1 persevera en su extravío,
i
no e cucha
á esta
bu~aa
madre, míralo como á un págano, como
t
un publicano.
i
Cuántos pasos e tará obligado
á
dar un
cristiano ante de estar autorizado para romper entera–
mente con su hermaqo, 6 abandonarlo, dice un sabio
in–
térprete~
Debe primero buscarlo á solas , despues debe