DE CUARESMA.
tenia derecho,
y
los de sus hermanos se inclinaban de–
lante de él e.n ademan 'de adorarlo : otra vez creyó ver
en sueños al sol , luna
y
estrellas baxar del cielo á la tie–
rra ,
·y
postrarse delante de él como para prestarle home–
nage. En·toda la relacion que hizo de .estas vision'es, se
descubre el candor
y
la inocente senciUez de José, que
sin rezelarse de la mala voluntad de .sus h ermanos, le·s
cuenta ingénuamente 'irnos sueños , cuyo 'Sentido com...
prendieron demasiado, y que no podia menos de irritar–
los contra él cada dia mas. Aunque Jacob reconoció que
estos sueños no pod ian dexar de.. tener algo de misterio–
sos
y
de sobrenaturales, sin embargb, previendo el mal
efecto que esta relacion podia producir en unos cora–
zones envidiosos
y
re'sentidos , de los cuales sol0 salían
palabras duras contra José , lo reprendió ; diciéndo–
le , que
ra demasiada su presuncion si creía que él , su
madre
y ·
sus hermanos· habian ·'de honrarlo
y
respetar–
lo como á su señor
y
su superior. Habiendo muerto la
madre de J osé ántes' de su elevacion , hace ver san Agus·
tin que ·estos sueños, tomados al rigor de la letra , no se
cumplieron perfectamente en José, sino solo en la per–
sona de Jesucristo de quien José era figur a. Sus ·herma–
nos llevaron su ódio liasta el extremo, pues resolvieron
deshacerse de él para librarse de un censor molesto que
parecia haberlos desacreditado mas de una vez : contán–
dole á su padre .sus desórdenes. No tardaron mucho en
poner en execucion sus perniciosos designios. Habiéndolo
enviado Jacob un dia á saber cómo les iba á sus herma–
nos, aún no bien
,Je
descubrieron, cuando in flaimándose
su envidia
y
su. ódio ·, se resolvieron á quitarle la vida:
se cree que fue Simeon el primero
que
<lió su dictámen
para este fin , lo·que pagó bien despues en su deseenden–
cia
y
en su persona. Hubieran execurado· los malvados
su depravado des ignio, si Ruben no lo hubiera embara ·
zado con sus l'Uegos
y
representaciones. No pudiendo
~a
car á J osé de entre sus manos, les aconsejó que lo arro–
jaran en una cisterna vieja, que era ·una especie de po–
zo clavado en
medio
del campo, adonde las aguas de las
lluvias
y
de las nieves se juntaban ,
y
servían en los gran–
des calores para abrevar el ganado
y
beber los pastores.
Como esta .cisterna estaba entónces seca, el designio de
Tom. Il.
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