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DE CUARESMA.
tur. Et dixit Sion: Dereliquit
me
Dominus,
et
Domi-nus obli–
tus
eJt
mei. Nunquid oblivisci
p8test
mulier
infantem suum,
ut
non
mi1ereatur filio .uteri sui?
Et si
ilta
oblira
fuerit, ego
ta–
men non obli'biscar tui, dicit
Domínus omnipotens.
bio,
y·
tendrá misericordia de sus
pobres. Y Sion había dicho: El Se–
ñor me abandonó,
y
el Señor se ol–
vidó de
mí.
i
Por ventura, puede
una muger olvidará su niño de ma–
nera que no tenga piedad del hijo
de sus entrafías
~
Pero aunque élla
se olvidase, con todo eso yo no me
olvidaré de ti, dice el Señor om–
nipotente.
NOTA.
"Isafas, como figura del ·Mesías, dice, que el Señor
"lo
ha enviado , no solo
á
anuqciar
á
J acob su vuelta
"de la caucividad,
y
su libertad, sino tambien á predi–
" car á los gentiles que se conviertan
y
dexen sus erro–
" res. Describe la felicidad de Jerusalen despues de la cau–
" tividad. Dice que los pecados de Judá son los que han
"atraido sobre élla todos los males que ha padecido. Con·
"suela despues de esto
á
Sion,
y
le predice una felicidad
"permanente.
R E F L E X I O N E S.
i
Por ventu1•a una madre puede olvidarse de su hijo? Pero
aun cuando élla se olvidase, por lo que
á
mí toca,
dice el
Señor
,yo no me olvidaré de vosotros.
i
Podia el Señor dar–
nos una idea mas alta de su ternura, que la que nos da por
esta expresion, por esta comparacion? El amor que una
madre tiene naturalmente
á
su hijo, es grande, es ardien–
te, es compasivo, es tierno: el que Dios nos tiene
á
nos–
otro ' es todavía mas vivo
y
mas constante. Una madre pue–
de olvidarse de su hijo: Dios no es capaz de olvidar
e
de mi alma. ¡Qué consuelo pensar que Dios se compadece
de mis males, que es sensible á mis necesidades, que yo le
soy ma amable que un hijo único, que un hijo agradecido,
un hijo bien na cido lo es á la madre mas tierna! ¡que mi
defectos, mis de barros, mis flaquezas no pueden ahogar
jamás
ni
apurar aquel fondo inagotable de bondad con que
Dios me mira, y que le ha hecl:io derramar sobre mí tan–
tos favore
!
¡qué consuelo saber que es un Dios quien
ama,
y
que
me
·ama
como Dios!
Esta bondad
es
incom-