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MARTES TERCERO

aumentar el número por zumbas poco cristianas,

ó

por tus

durezas para con las personas devotas. Haz

que

tu e ti–

rnacio:i

y

tus preferencias recaigan siempre sob re la

vir–

tud. Si ttenes domésticos, h ijos, súbdiws,

ó

si estás en em·

pleo, sepan tus inferiores , que no aprecias ni el ingenio,

ni los

taleutos, ni las <lemas bellas cualidades, si no estan

fundadas sobre la piedad. Si tienes que hacer una gracia,

que dar una dispensa, que conceder una gratificacion, que

sea siempre en favor

de

los mas virtuosos: la piedad debe

ser siempre el primer título: si se tuviera cuidado de ha–

cerla valer, especialmente respecw de los hijos

y

domés–

ticos,

á

buen seguro que

la

indevocion

y

la licencia no

harían tantos progresos. Habla frecuentemente con elogio

en presencia de tus inferiores

del

mérito de la virtud:

prueba por tu condccta la estimacion que haces de élla.

Aplaude la exacta regularidad

y

la

piedad edificante de

los que

dan

tan bellos exemplos. Alaba en presencia de tus

hijos

la modestia,

la

piedad, la regularidad de ótros de

la

misma edad. Ninguna cosa daña tanto

á

la perfeccion re–

ligiosa como los miramienws que Jos supenores usan con

los imperfectos, al paso que condescienden tan poco,

y

llevan

rnn

poca cuenta co.n los mas fervorosos.

MARTES

TERCERO

DE ·CUARESMA.

Er

introito de la misa de este día es una continuacion

de

la

oracion que hace á Di os David perseguido por Saul,

la

cual conviene á Jesucri sto,

y

puede conveqir tambien

al

justo perseguido:

Ego clamavi, .¡uoniam exaudiJti me, Deus:

inclina ·aurem tuam, et

ex11udi

verba

mea:

Yo, Dios mio,

os

llamo para que me socorrai s, porque siempre me habeisoido.

Escuchad me , Señor,

y

oid mi oracion: guardad me como

á

la niña de los ojos: ponedme baxo de la sombra de vues–

tras alas,

y

dete nJedme de e. to<; impíos que me per iguen

incesantemente. Si Dios

lo ha o

ido,

iPºr

qué le

clama

nue.

vamente~

El

motivo

de

d irigirse de nuevo

á

.Uios coa