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MARTES TERCERO
con qué satisfacer
á
los ncreedores del marido, debian
venir éstosá toma rl e sus hijos y hacerlos esclavos. E ste era
un derecho que competi a al acreedor entre los hebreo ,como
tambien entre la mayor parte de los otros pueblos. Cuando
un padre no tenia con qué pagar, podía el acreedor tomar–
le sus hijos
y
hace rlos esclavos,
~omo
parece por lsaías al
capítulo
50,
y por san Mateo al capítulo
18.
Eliseo movi–
do
á
compasion, la preguntó qué era lo que tenia en su
casa. Ella le respondió, que no le había quedado otra cosa
que un poco de aceyte. Anda sin detenerte, le dixo el Pro .
fe ta,
pid~
á tus vecinas las mas vasijas_vacías que puedas
1
y
encerrándote ,en
tu
casa c9n tus hijos,, vierte en éllas el
aceyte que fjenes hasta que las vasijas se llenen, y de este
modo tendrás con qué pagar tus deudas. La muger llena de
confianza hizo puntualmente todo lo que el Profeta le había
didw. P-idió prestadqs,las
m~s
vasija que pudo,
y
habién–
dose encrei;rado en su casa c on sus do hijos , sin d ar par–
te
á
la' vecindad, hizo que le traxeran todas las vasijas.
Sus hijos se las- presentaban,
y
élla echaba en éllas el acey–
te; el cual no dexó de multi.Plicarse sino despues que las
vasijas
s~
hubie ron llenado ,todas. Despue de esta manio–
b;~a
e
'.fué
~
l;n1scélr a l profeta Eli e para ga rle cuent a de
lo
qu~
hqbia hec qo,
y
co.i;tJC1-Fle el prodigio. Anda
á
v~nder
el aceyt!! , le di,Xto el
Profet~
:. paga á
tocj.ostus acreedores
con lo que
~?-q u ~
1
~e é~ ,
y
con lo que quedare mantenéos
t
'1
y
tus
~ ij o
.
N o t engo sino
w1
poco de aceyte para ungir–
m_e,;
es to ,es p ra alimen'carme. La expre ion es un p co
fu
rt~
a
~guraga ;
pero e. ta. suerte de alegorías son mµy
co mun~ s eup·~
1
los 9riencale;S : entre estos pueblos la unci on
es una especie de alimento,
y
se ve que Moy ses
y.
Miqueas
ame nazan
á
los jud íos que no tendrán aceyte p r ungirse,
y
s,e lo a nuncian como una gran de dicha. Como la Iglesia
h_C}·
el~gidp ,
la multip.licacion milagrosa que hizo J e ucri to
d~·
lo cin_co panes
CO[\
que dió de come r
á
cinco mil per–
sqnas pa ra el e :1a nge li o del domingo siguiente, l)a juzga–
do
~
prop '
sito re fe rir en e ta seman a el milagro que hizo
Elis o de la multipli caci on del acey ce.
El e yan gelio de la mi a de este dí a contiene una ins–
trucc ion muy importante tocante á la correccion fr ater–
na,
y
a l modo de hacerla út ilmente. Habiendo vue lto Jesu–
cristo
á
Ca(a rnaum poco tierppo despues de su transfigu-