~OVIEMBRE.
DIA XXVII.
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( y la estará haciendo siempre, mal que le pese · ) sobre
que se condenó, porque se quiso condenar.
,
Mi Dios, pues me concedeis tiempo para preveer esta
desesperacion, dadme gracia para precaver aquella pér–
dida. No , mi Dios, no quiero perderme: resuel o estoy
él
sacrificarlo todo ,
a
padecer todo ,
a
executar todo para
salvarme por los méritos de mi salvador Jesu Christo.
Haced, Seftor,que me salve mediante vuestra divina gracia.
JA
C
U L AT O.R I A S.
Iniquitátem meam ego cognósco:
&
peccátum meum contra
me est semper.
Salm.
50.
Conozco , Señor , mis enormes culpas : detéstolas,
y
nunca dexaré de acusarme de ellas.
-
Tibi Dómine justftia: nobis autem confússio faciei.
Dan.
9.
Vos , Señor , sois ju to , aun quando
castigais
con rigor:
a
nosotros solo nos resta la confusion de habernos perdido
por habernos querido perder.
P R O P O S l T O S.
S
ER uno infeliz por
una
necesidad inevitable, es
a
la
verdad bien triste suerte ; pero tiene
el
consuelo de
no atribuirse
a
sí mismo su desgracia ,
y
de poder con–
vertir toda- su indignacion contra la causa de su desas–
tre. Pero ser sumamente desgraciado, eternamente des–
graciado porque así lo quiso ser: ser
para
siempre des–
dichado por su propia malicia
1
quaudo pudo ser dichoso
y
feliz por toda la eternidad; comp rehéndase, si es po- _
sible, el rigor de este tormento. Mas ya
si
hubiera arbi–
trio en el infierno para distraer de la imaginacion esre
pensamien to' ó
a
lo ménos que no
tuvo
los auxUios su–
fici ntes para salvarse, que Jesu-Christo no murió por él
que no estuvo en su mano proceder de otra manera; perJ
en el infierno
ya
no
hay
errores
ni
here~ías.
Allí
todos
están per uadidos
y
convencidos: todos ven, todos pal–
pan sensiblemente que la reprobacion es obra
d~
nuestras
mano~.
Sáb se que estuvo en ellas el no resistir
a
la gracia:
confiésase que a ciinguno faltó j amas la neces.uia para
salv se ; pero que no quiso aprovecharse de ella.
El
atrac–
tivo del deleyte engañó
ª
la voluntad;
logró el predom!-
mo
1 '