;NOVIEMBRE. DIA XXVIII.
43r
tro glorioso Estébaq. Fué su .Primera diligencia despachar–
le un senador , llamado Cahxto , para que le reduxese
-i
su partido; pero perdió
el
tiempo
y
las. palabras el se–
ñor senador. Irritado Constantino ,. volvió
a
despachar
c¡l
mismo con una partida de soldados,
y
con órden de ar–
ra1]""arle de su celdil a,
y
ponerle preso en el rnonas te–
i-io que estaba al pie de la montaña. Executóse la órden
con inhumanidad; pero se mantuvo invencible la cons–
tancia de
E
téban. Echóse de pues mano de la calumnia,
imponiéndole delitos que no había cometido. Nada se ade–
lantó con este medio., porque
u·im~fó
de
to~o
su toleran–
c ia
y
su' in-oceocia. Envió el emperador algunos obispos
para que di putasen con el Santo; pero él los convenció
y
los confundió con la solidez. de sus razones :.
despues~
levantando los ojos
y
las manos al cielo, con uu profun–
do sus piro que arrancó del corazon, exclamó de esta ma–
nera:
Q ua/quiera que no honre la .imágen de nuestro Se–
ñor J esu- Christo
,
en quanto hombre
,.
sea anatematizado._
.Y
entre en el número de los que gritáron en otro tiempo:.
quita la vida
a
este hombre, crucifícale, crucifícale..
Que–
dáron atóniros los prctlado
a
vista de la libertad del sier–
vo de Dios: resticuyéronse
a
la corte avergonzados
y
con–
fusos ;
y
preguntándoles el emperador el éxito· de la dis–
puta., Calixto, que
la
habia presenciado, respondió:.'
To–
dos fuimos vencidos, Señor-, todos fuimos vencidos. La doc–
trina de este hombre es verdaderamente profunda
:.
no hay·
,
resistencia
a
su argumenta
:
su virtud es incomparable; pe–
ro
Slt
intrepidez excede
a
toda ponderacion
:.
se burla de:
las amenazas .,y hace
desprec~o
de la misma muerte.
Des-
-
terróle el emperador al Proconeso, una de las islas del
Helesponto, donde ilustró Dios su destierro con muchos..
mil agros. Llamóséle del destkrro,
y
fué
encer.rado.enuna
obscura prision. Al cabo de al guno s dias hizo Coµstanti–
no que 'se le traxesen
a
un sitio, llamado Faro ,. donde se:
hallaba
a
la sazon'
y
allí le trató con la mayor indig–
nidad; pero el Santo , sin perder un punto· de su ordina–
ria maosedwnbre, le probó el cu lto de las sagradas imá··
genes con tan
sólidas
razones , que no tuviéron
q,ue
repli-· .
carle.
Af
fin, para confunelir al emperador con un argu–
mento palpable,
sacó
una moneda de oro, que para este:
intento llevaba
prevenida,.
en q_ue
est.aba grabada.
la
imá'-
~
gen·