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NOVIEMBRE. DIA XU.
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tum~re:
falta poco para que se murmure por virtud: tan
comun es como todo esto la murmuracion.
Es
una espe–
cie de persecucion que el mundo declara
a
}a. virtud,
y
pocos Santos hubo que se librasen de ella. Ella exercitó
bien la paciencia
a
San Pablo, patriarca de Constantino–
pla :
~
nadie perdona ; pero quál será la suerte de los mur–
mur:tdores~
O
mi Dios!
y
qué remedio
tan
poderoso contra
la
mur.–
muracion es aquella recíproca caridad que vos nos enco–
mendásteis tanto! Concededme, Señor, concededme esta
importante virtud, la qual solo me dexará ver mis pro–
pias faltas , y me ocultará · las de mis hermanos ,
ó
por lo
JDénos me obligará
a
callar , sugiriéndome razones para
excusarlas.
JACULATORIAS.
Dixi
:
custódiam vias mea-s
:
ut non derellnquam in lingua
.
.
mea.
Salm. 38.
_
1
Tomé el partido de observar mis faltas
y
de mirarme
a
mí
mismo con cuidado para no tener tiempo en que mi lengua
examine ni se deslice en las agenas.
Perba
mendácia longe fac
a
me. Prov.
30.
No permitais, Señor., que yo me desmande, ni en falsedad,
ni en murmuracion alguna.
PROPOSITOS.
E
S la
murmuracion una maledicencia
ó
un
discurso in–
jurioso contra la honra de alguno. EJJa lo desfi–
gura todo, y ella tiene levantado un formidable tribunal,
dirigido
el
juzgar las acciones y aun las intenciones age–
nas
que va
el
buscar hasta lo mas interior de los corazo–
nes. Su ·verdadero orígen es el sentimienro que nos causa
vernos inferiores
cl.
otros en virtud, en prendas y en es–
timacion: aquella villana envidia que tira únicamente
él
abatir el mérito de los otros, conviene despreciarla,
y
aspirar únicamente
el
merecerla. Bien se puede decir que
los murmuradores son los que hoy sostienen todo el co–
mercio del mundo: desmaya. fastidia, cansa la conversa·
.cion, no se sabe qué hablar si la murmuracion no la ani–
ma , no la alegra
y
no la sustenta. Sin embargo • no ha
y
cosa
qe
mayor peligro para _la salvacion , no la hay
~as
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