ENERO. DTA XXI.
~sr
tos tormentos que veis es cosa ligera
y
transitoria, ·que d.
lo mas podrán durar una hora.
Dicho ·esto con palabras dé
mucho amor, instruccion
y
ternura , consoló
a
sus dolien–
tes ovejas ,
y
camináron al fuego. Puestos encima de la
py–
ra los ataron las manos,
y
aseguraron
a
tres palos gruesos
que estaban en medio,
y
dexándolps asi ,
se
baxaron los
crueles ministros,
y
echaron
a
arder la leña, que. en
muy
poco tiempo se incendió toda convirtiéndose en altais
y
vor
aces llamas.
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· ·
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• •
.
t.Jnespectáculo tan horroroso tenja
a
todos los espec-'
tad
ores en una profunda suspension de ánimo, indicando
con el silencio aquel miedo
y
consternacion que impone
a
los mas inocentes corazones la presencia del suplicio
y -
la
execucion ir.resistible de la sentencia que dá la justicia
ó
injusticia sostenida del poder.
~os
alaridos, los lámentos,
las quejas
y
demás señales <;on que se hace conocer el do-·
~or
de los pacientes en tan funestas circunstancias , se con–
virtieron en una serenidad
y
gozo que afrentaban
a
los
mismos ministros de la crueldad. Todos veían arder. la ho–
guera
y
abrasarse las víctimas sin notar lá menor contor–
sion\ ni otro movimiento indicante de pena ; prueba de
que el Espíritu Santo andaba entre las llamas confortando
a
sus .soldados, como lo hizo éon los tres venturosos Man–
cebos en el horno de Babilonia. Pero la admiracion fue su–
ma, quando habiendose ya quemado los cordeles con que·
tenían los tres Santos las manos .atadas, vieron todos , que
desasiendose de los palos que los tenían sujetos, no caye–
ron amortiguados en la hoguera, ni dieron señal alguna
de. que les fuesen sensibles los tormentos. Todos tres uná–
nimement e
y
movidos de un mismo espíritu se ponen de ·
rodiHas ,
'y
estendiendo' sus brazos en forma de cruz, per–
severaron entre las llamas orando con alegría , seguros de·
la vida , gloriosa que tenia.n tan inmediata. El fuego de la
caridad que abrasaba sus corazones era mucho superior
al que quemaba sus cuerpos, y los refr igeraba con mas
poder que el que tenia el fuego ma terial para quemar.
Quantos Fieles estaban presentes, concibieron en vista de
una accion tan portentosa , los deseos mas vivos de ser
participantes de aquel divino espíritu , que daba fortale–
za para despreciar con tanta valentía los tormentbs
y
la
muerte mas horrorosa. Al paso que en los Christianos se
k
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