ENEllO. DIA XXI.
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sabia que iba
a
dar contra los tres
~entencia
de muerte:
y
que se habia
de
1
exe~utar
al punto, dixo sonriendose
y.
haciendo burla de la respHe\5ta ·:
L'o
fuiste~
En efecto,
man–
dó que los tres Santos . fuesen quemados vivos.
Los soldados sacaron presurosos las tres
víctimas, pa–
ra llevarlas al Anfiteatro en donde estaba preparada la
hoguera. Apenas salieron del Pretorio
y
se presentaron en
público., quando una con-mocion un.iversal se apoderó
pe
los ·corazones de todos. La amabilidad
y
dulces prendas
del Santo Obispo , excitaron el dolor
y
la compasion
~
no
solo en los Christianos ,
""si
1
no en los mismos Idólatras , que
conocian en 'medio de su su persticion que no merecía tan
cruel muerte
su
tlec:titud
1
y
su beneficencia. Los Christia–
nos mas ilustrados .
y ~
de ·mas ·viva esperanza mezelaban
con sus lágrimas
üria-
~anta
fllegria por la gloria inefable·
de
que ;ya le juzgaban
pos~edor,
segun la cercánía de lá
victoria. Hubº entre
e~los·
muchos, que instigados del amor;
con~eccionarop.
vipo ;Pata .corfortarlos ,
y
hacer menoi
sensibles las agomas posrnmeras. Pero al ofrecerles
los
vasos dió San. Fructuoso aquella famosa respuesta que
manifestó la severidad con que observó toda su vida la
disciplina de la Iglesia ,
y
que dió materia despues con
lo demás al ·grande Agustino , para formar sólidas
y
vi–
vas instrucciones
a
su pueblo en
un
Sermon que es el
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de
los Santos.
Ayunamos
,
·dixo
el Santo Obispo ,
y no et
todavía hora de comer ni de beber.
En
medio.dela esca–
sez
y
horrores de
un.a
carcel, habian guardado solemne–
mente , como dicen sus Actas , la estacion del Miércoles
anterior,
y
el
dia de su martirio la observaban del mis–
mo modo,
y
con tanto rigor,
qut=
porque era la hora
quarta no quisieron admitir aquel leve refrigerio estando
' tap
cercanos
a
finalizar la vida.
El
justo observa escru–
pulosamente las leyes .,
sin que
pueda servirle de preLex:–
to para dispensarse de ellas ni la condescendencia y
jui–
cio de
los demás , ni aun
la
misma muerte.
Iba San Fructuoso lleno de gozo
y
de seguridad al-su–
plicio, deseoso de acabar la estacion con los
.Mártires
y
l'rofetas en el Paraiso que Dios tiene prometido .
a
los que
de veras le aman,_
y
la presura con que cam+naban al fue–
go
~
daba claro indicio del superior
y
mas vivo
qu~
inte–
riormente le abrasaba. Llegaron
al
Anfite-atro.,
y
pidiendo...
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