DEVOTOS.
6r
muestra que
eres
mi madre. F inalmente , el
día
dos Dia
III.
de Diciembre, que era Viernes, teniendo los ojos ba-
ñados en lágrimas,
y
fixos en su Crucifixo, pronunció
con la mayor ternura estas palabras :
In te Dómine
.rperávi non confúndar in tetirnum:Sefior,
yo esperé
toda mi vida en
Vos~
haced que
no
padezca la
con!..
fusion de haber esperado en vano.
Y
transporta.doal
mismo
tiempo de un gozo celestial , dió apacible.·
mente su espíritu
á
cosa de las dos de la tarde ,
el
año mil quinientos cinqüenta
y
dos,
á
los quarenta
y
seis de su edad, de los
que había
empleado diez
y
medio en las Indias.
La nueva de su muerte
hizo
en todos los espíri–
tus
y
corazones aquella impresion que hace la muer–
te
de los Santos. Corrieron en tropas las gentes
á
su,
cabaña para besarle los pies,
y
le encontraron con
el
rostro tan encarnéido y bermejo, como si estuvie–
ra vivo. Así terminó
su
gloriosa carrera el Apóstol
de las Indias
y
del Japón, despues de haber dila–
tado
la
Iglesia
seis
mil
leguas mas de lo que estaba;
despues de haber predicado el Evangelio
á
cien
Is.
las
ó
Reynos diferentes;
y
convertido
á
Jesu-Chris–
to mas de cien mil almas. Sus trabajos fueron inmen–
sos , sus
milagros
infinitos.
Se
cuentan ocho muer–
tos
resucitados;
y
casi puede decirse que todos los
milagros
estupendos de los Santos que ·le prec
die–
ron ,
no
igualan
el
número
de los
de
este
Santo
Apóstol.
.
No se dió tierra
á
su cuerpo hasta el Domingo
siguiente; su entierro se hizo .sin aJguQa ceremonia;
se
le quitó la sotana, la que los oficiales dividieron
entre sí. El Capitan hizo cubrir
el
cuerpo de cal vi-
va,