DE VOTO S.
~93
no
contra
1a
Religion. Aunque
el Santo Papa
desea- Día XXXL
ba dar su vida y su sangre por Jesu-Christo, con todo
creyó debia guardarse para cuidar de su quer ida
grey ; la que en unas circunstancias tan cr.Íticas
tenia mucha necesidad de su vigilancia y de su ca-
ridad pastorál. Y así le fue preciso salir de Roma,
y
r.etirarse al monte Soraét:e , que despues se llamó
de San Silvestre, distante de la Ciudad como unas
siete leguas.
Las Aétas de este Santo , autorizadas por un gran
número de Autores célebres ·, tanto Gdegos
eo.moLatinos , y por una venerable tradicion que sigue la
Iglesia todavía el dia de hoy en el.Ofioio del Santo,
dicen, que viendose el Emperador Consta·ntÍQo cu–
bierto de una especie de lepra 'la que era muy co–
mun en aquel tiempo, consultó sobre
ellQ
á
los mas
hábiles Médicos del Imperio, los que siendo todos
Paganos, convinieron unán imemente en que
el
bafío
de sangre de nifios pequeños era el único temedio
efi~
cáz para
la
mencionada enfermedad. Aunque este
Príncipe deseaba ardientemente sanar, se horrorizó
no obstante. del remedio; el aprecio que hacía de la
Religion christiana, de la que todavía no tení a. en–
tonces mas que una ligera tintura , comenzó ' ins–
pirarle ya sentimientos mas humanos,
y
así reh usó
tomar un baño ta n bárbaro. La noche s·iguiente tuvo
una vision, en
l~
que vió en suefi s dos
~venerab1es
1
Ancianos, cuyo porte apacible
y
magestuoso
á
úfl •
mismo tiempo le daba
á
entender bastante la d1rg.rri–
dad de sus personas; los quales acercandosele, le di–
xeron quan agradable babia sido
á
nios .aquel ·· aéto
de
clem~ncia;
y
le añadieron'
que
erwiára
á
bus.car
·
Pp
al