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de rentas solo sirvió para hacerle mas limosnero; tan-
Dia
XXI
to , que sus grandes limosnas le consiguieron bien
pronto
el
aombre de padre de los pobre¿;. Haciendo-
.se cada dia mas visible
el
mérito del nuevo Arcedia..
no, el
Rey Enrique Il.
quiso
conocer
y
tratar
pers~
nalrne te á un ingenio tan . exJraerdinario ,
y
de una
virtud,
que
era
el
objeto
de
los aplausos de toda
la
~orte.
A
penas hubo hablad<'> con él , quando
cono-
ció que su mérito era.
muy
·superior
á
su fama,
y
sin
detenerse le hizo su CancjHér.,
Jamás se vió Ministro d€:;
Es_ta~do'.,
ni tan zeloso de
los interéses de su
Rey ,
ni
tan
deseoso del bien
pú–
blico. Jamás se sirvió del
fayor
que lograba con
el
.Jley, sino para
el alivió-·de-1. puebl<>;
y si
e.1
Rey
le
honraba con toda
su
coHfia.Pza.,,
el Cancillér hacía á
su Reyno felíz. El -puesto que
·tenia
·en.Ja·
-~orte
no
le hacía olvidarse del que tenia en su Iglesia;
y
se veíá
· en el
Ministro
de Estado mas prudente
y
mas hábil
que hul::-o jamás ;.el
Ecle$iástico
mas .exert.plar
y
ma~
pcrfrélo que jamás se
h~¡bia
visto en Jnglateqa. Em..
pleaba
el
dia
en
e-1
despacho,
y
pasaba
la
mayor-parté
de la noche en oracion; tan modesto
y
tan mortifica–
do en
hrCor;te,--como el mas
fervoroso Religioso en el
Cla
rn:tro.;
y·
si :despues de
sus
,.·largas oraciones le
obligaban
á
tomar
algunos momentos
de descanso, no.
dormía
en
la cama que
tenia de perspeétiva, sino en
tierr~.
El
mismo
Rey le sorprendió alguna vez en
es–
te
exercicio
de austeridad.
Pocas
noches se pasaban
sin que maltrára su
cuerpo con sangrientas
discipli–
nas.
La
penitencia fue,por decirlo así,
su
pasion domi•.
nante;
y
la profusion
y
liberalidad con los pobres,
á
quienes
jamás
rehLl..
Ó
la
limc~na,
hadan.
todas sus de-
1.\cias.
Ad"'!