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E 'XE.RCICIOS
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'DIA VEINTE Y SIETE.
San Juan, Apóstol
y
E'&angelista.
N
inguna cosa puede dar una idea
ma~
alta
y
mas
cabál de la santidad
y
del mérito extraordina–
rio de San Juan, que el augusto título de Discípulo
amado de Jesu-Christo,quele da
el
Evangelio.
Nin–
gun elógio fue mas magnífico ni mas verdadero. Era
San Juan Galiléo, hijo del Zebedéo
y
de Salomé,
y
hermano menor de Santiago el Mayor, de quienes se
habla tantas veces en el Evangelio. Aprendió des–
de joven el oficio de pescar con su padre. Ningun
Apóst~l
foe llamado tan joven al Apostolado.
No
tenia sino de veinte
y
quatro
á
veinte
y
cinco años,
quando el Satvador le eligió por su Di dpulo.
Estaba con su hermano Jacobo en un.a
bar~a
á
la
orilla del lago de Genezarét, llamado el mar
de
Tiberíades, trabajando con
su padre
y
su
hermano en
remendar sus redes, quando Jesu-Christo,
que
aca...:.
baba de llamará San Pedro
y
San Andrés vió
á
algu–
nos pasos de alli
á
estos otros dos hermanos , Sao
Juan
y
Santiago, sobre los quales habia puesto sus
ojos,
para hacerlos sus Discípulos favorecidos. Lla-c
mólos, como
lo
había hecho con los primeros;
y
su
palabra tuvo tanta fuerza, que
sin
detenerse
un
mo–
mento, abandonaron barca
y
redes , se despidieroa
de su p\ldre,
y
siguieron
al
que los llamaba.
La