'DEVOTOS.
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ramar la
suya ;
no puede
á
esta vista contener su go-
Dia XXVI.
zo ,
y
se tiene por el hombre mas felíz del mundo,
en dar
el
primero su sangre
y
su vida por el que
ha-
bia
dado la suya por su salvacion.
l,
El amor que no-
sotros no-s lisongeamos tener
á
Jesu-Christo, nos ins-.
pira una generosidad semejante
á
esta~
z,y
despues de
tan
grandes exemplos de piedad, de generosidad, de
fortaleza,
tenemos una
fe
mas
viva~
itenemos
mas
fe~
PUNTO . SEGU-NDO.
C
onsidera , que
si
el
amor
de
San Esteban
á
Jesu... ·
Christo se rnuestra en el sacrificio
que
le hizo
de su vida , no se muestra menos este tnismo amo.r–
en
la
generosiqad con
que
perd0n?
á
los que le qui–
taron
la
vida
,--á
imitacion del Salvador.
El
exemplo
era único. No se conocia entonces esta heróyca vir–
tud.
David,
el
mas manso
y
el mas misericordioso
de
los hombres, perdona durante su vida, peto pide que
le venguen despues de su muerte.
Era
menester
un
Hombre Dios , que impusiese un nuevo precepto de
una virtud hasta entonces no conocida,
y
que era
sobre las fuerzas humanas. Era menester que este
Hombre Dios nos ensefiára cori su exemplo
lo
q
e
nos
mandaba con su boca.
¡Pero
qué gloria,
y
qué mé–
rito
para San Esteban, haber
sido
el
primero
de
to–
dos los Fieles que imitáse
á
su Maestro en un punto
tan heróyco
y
tan perfeéto
!
H ubiera sido una gran
virtud para este prim r Mártir, haber sufrido con pa...
ciencia una muerte tan injusta;
¡pero
qué sublimi–
dad , qué heroycidad de virtud, perdoparles su muer–
te á
sus enemigos ,
orar
al
Señor
con todo su fervor,
y