,.
DEVOTOS.
MEDITACfON
439
DE LA DULZURA DE LA VIRTUD.
PUNTO PRIMERO.
· DiaXXII.
C
Onsid~ra
,
q~e
por
po~o
juicio que se tenga , se
conviene aun en el mismo mundo, que la vir...
tud es amable ,
y
que la suerte de un hombre de bien·
es felíz. Se conviene que ha tomadó el buen partido,
se admira la tranquilidad de que goza, se envidia su
perseverancia; y no hay uno, aún entrando los liber..
tinos , que no quisiera morir como hombre de bien;
pero por mas
cuida~o
que se ponga para despojar
á
la virtud éhristiana de aquel gesto áspero , austé–
ro
y
melanc@lico , con que muchos se la figuran;
por mas apacible y agradable
qu~
sea su cara, se for–
ma siempre una idéa espantosa de ella; por mas que
se demuestre que son planas todas sus avenid.as ,
se
.quiere que sus caminos sean fragosos , y que todo
en ella
1
esté sembrado de cambrones,
y
espinas, y que
en su terreno no nazcan sino cruces. Quando todo
esto fuera verdad, quando la virtud
no
11.~bitara
sinG
sobre la cima de los mas altos
y
mas escarpados
mon–
tes, quando su ayre se tragára , . por de.cirlo así,
á
los habitadores, quando hubiera de costar mucho trai·
bajo el ser hombre de bien ; á quien tiene
fe ,
~le
queda otro partido que
tomar~
pero si la alegría, la
tranquilidad
y
la dulzura son inseparables de la ver–
dadera virtud ; si desde que un corazon está lleno
de Dios; si desde que una alma es toda de Dios, lo
encuentra todo llano; si las espinas que se encuen-
,
Ee4
traa