EXERCICIOS
Diciembre.
aqui presentes, para que c.rean que Vos me ha
be.isen-
.
viado,
y
para que su fe se avive
y
aumente. Despues
de estas palabras, dixo en voz muy alta: Lázaro, sal
del sepulcro. E ta palabra volvió la vida
y
el mov
i–
miemo al difunto; el qual se levantó, salió,
y
empezó
á
andar; pero como todavía tenia atados los pies
y
las
manos con las vendas,
y
el rostro cubierto con el pa–
ñuelo con que habia sido enterrado, mandó
J
sus que
le desatáran,
y
le quitáran
el
panuelo. Un milagro
tan portentoso llenó de admiracion
á
todos los que se
hallaban presentes; los quales levantaron las manos
al .Cielo, exclamando cada uno : Este es
el
verdadero
Hijo de Dios, este es el Mesías prometido á los hom–
bres.Lafama de este prodigio llegó bien pronto
á
Je–
rusalén,
y
se extendió por toda la Judéa con tanta
mayor publicidad., quanto Lázaro era hombre de re–
presentacion ,
y
muy conocido en toda la Provincia.
Su muerte habia hecho mucho ruido; pero su resu–
reccion dió todavía mas golpe. De todos los alrededo..
res venian las gentes en tropas á ver esta prueba sen–
sible de la venida del Mesías. No se hablaba en to–
das partes de este nuevo Profeta, sino con admira–
cion,
y
todo el mund
empezó
á
creer en él; lo qual
excitó todavía mas contra él el ódio de los Escribas
y
Fariséos.
Despues de este gran milagro, queriendo el Sal–
vador evadi rse de la multitud de gentes que acudian
á
él todos los días, se ret iró con sus discípulos
á
Efrén,
Ciudad inmediata al d sierro de Judéa. Pero seis dias
antes de la última Pasqua que celebró con sus discí–
p·-Ios, queriendo acercarse
á
Jerusalén, volvió ·á Be.
tánia, donde fue convidado
á
comer por uno de los
mas