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EXERCICIOS
Diciembre. seglares, y no perdiendo jamás
á
Dios de vista.
z.
Quién hubiera dicho, que una vida tan santa
y
tan perfeél:a no había de ser
aplaudida~
Pero las hu–
millaciones
y
lasCruces,que son la herencia de los
ma~
yoresSantos,debian hacer el caráél:er e pecial de San
Juan de
la
Cruz; y se puede decir, qne quizá nin–
gun
Santo la llevó mas pesada ; no contribuyeron
poco
á
hacersela tal algunos individuos d
la misma
Reforma, que le persiguieron mientras vivió. Permi..
tióDios que algunos Superiores, ya fuese p runa se–
creta aversion contra el siervo de Dios, ya por el
temor de que quisiese restablecer y estrechar todavía
mas su observancia , exercitaron su
paci~ncia
con el
último rigor; le excluyeron de toda Prelacía, le des–
terraron al Desierto de Peñuela, y aún resolvieron
enviarle
á
Indias. El siervo de Dios se s¡;>metió
á
todo
con la mayor alegría,
y
creyó que
á
lo menos estaría
olvida o de los hombres en aquella triste soledad; pe–
ro se engañó-, f)Orque vinieron
á
descargar sobre él
nuevas persecucion'es. El Padre Diego Evangelista,
Definidor de la Orden, y Fray Francisco Chrisósto–
mo, célebre Predicador , instruido por el Santo en
el Noviciado quizá con un poco mas de rigidéz , hi–
cieron sus informaciones contra él con tal acrimonía,
que no se proponían nada menos que expelerle de
la Orden. Este gran siervo de Dios sufrió esta perse–
cucion con una humildad, una mansedumbre
y
una
alegría pasmosas. Lexos de quejarse,jamás quiso de–
cir palabra alguna para justificarse; al contrario,
de~
cia que merecian sus culpas mucho mayores castigos.
,.
Quando se le intimó la orden de ir
á
Indias , se
dispuso
á
obedecer sin réplica ni tardaúza. Dios em-
,
ba-