DEVOTOS.
to del Convento , aumentó sus pasadas austeridades.
Dia XIV.
Sus mortificaciones eran tan grandes, que Santa Te-
resa se vió precisada
á
ordenarle las moderáse; que
no prosiguiese en andar sin sandalias;arregló sus abs..
tinencias
y
sus ayunos,
y
puso límites
á
sus demás
au st ridades. Habiendo fundado otro Convento
en
M ancera, orro en Pastrana,
y
el quarto en Salaman-
ca,
quiso
que este hijo primogénito educáse por sí
m ismo
á
us
hermanos en todas sus ca cas, para qu€
les comunicáse
á
todos su duplicado
e
píritu de mor-
tifica~ion
y
de oracion. Viendo la Santa los grandes
frutos que
hacía
el siervo de Dios en las ca as de su.s
R eligiosos, quiso fuese tambien
1
Dir ·étor de sus
hij as, lo que executó con tanto fruto, que asegura
Sa nt a T eresa, que en menos de un mes las mas obs-
ti nadas en no querer r formarse,
fu
ron las que mas
sol icita ron
y
procuraron la
·R
fi
rma.
Hu biera sido dificil hacer menos progresos en
la
vida espiritual baxo un tan santo
y
tan hábil Direc–
tor. Tenia
un
don particular para discernir los espí–
ritus,
y
hacer e dtar los lazos del demonio , para
descubrir las
iJ
us ·ones del corazon
y
del entendi–
miento; quizá
no
hubo jamás Padre
espíritu.alque su–
pies(;"! mejor
el
arte de vencer todas las tentaciones,
y
de curar todas las
en~
rmedad
s
del alma. Así
el
dem
nio hizo quanto pudo por venga rse de
un
ene–
migo que le quitaba todos los dias tantos despojos;
pero no pudiendo ganar nada con las mas violentas
tentaciones , se sir
i '
de la insolencia de una donce-
11'!
y
de una viuda joven, para amanci llar su pureza;
pero esta astucia solo le
sirvió
para.
que
triunfáse
mas
gloriosamente de él.
Una