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Di

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EXERCICIOS

icmbre. na de Dios;

~por

qué, pues, no me ocuparé yo tam–

bi nen lo

mismo~

Todos los días se me ofre en

mil

ocasiones de impedir el que se peque ·

~y

por qué no

lo

hago~

¡Pero hay! mientras que Dios se o upa en

destruir el pecado , me ocupo yo n obrarle y en

establecerle. Per nada es mas

á

propósito para ha...

cernos conocer el ódio que tiene Dios al pecado,

qu la severidad con que le castiga. Dios castiga el

pecado en qualquiera persona que le vea.

~Con

qué

rigor le castigó en los Angeles, que eran las mas ex–

celentes de sus criaturas, sin respetar,

ni

á

su

excelen ...

cia, ni

á

sus prerogativas, ni

á

sus brillantes

prendas~

Un solo pecado de soberbia borra y aniquíla todas

estas excelencias. ¡Con qué severidad le castigó en

el hombre,

á

quien ama tan tiernamente,

y

á

quien

habia criado

á

su imagen y semejanza! Un solo

pe–

cado de desobediencia le arroja de aquel Paraíso de

delicias, en que habia sido colocado,

y

le sujeta

á

este espantoso cúmulo de desdichas y miserias que

inundan la tierra.

Le

castigó, en fin, en su propio Hijo,

digno objeto de sus mas dulces complacencias, aun–

que no tuviese sino la apariencia del

p

cado. Ponga–

mos los ojos en Jesu-Christo clavado en

la

Cruz; es-.

te

retablo de dolores

e~

un efeéto del ódio que tiene

Dios al.pecado. Si

así

trata Dios

á

su propio Hijo,

por solo haberle encontrado cargado de pecadosage ..

nos;

t,cóm

tratará

á

un

esclavo cargado de los suyos

propios~

Basta que

Jesu~ Christo,

la inocencia mis–

ma , quiera pagar por los pecadores , para que

Dios

n s.e

detenga,

ni

en la santidad,

ni en

la

magestad,

ni en el mérit infinito de este amado Hijo ; le ve

baxo la apariencia de pecador; no es menester mas

pa ....