DEVOTOS.
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así mandó que se
la
traxeran. Apenas oyó Leocadia Dia
IX.
que
la Uamaba el Gobernador, se dispuso para el
martirio. Renovó el voto que habia hecho
á
Dios
de
su
virginidad ,
y
con un nuevo fervor le hizo sa-
crificio de su vida. Despues de
lo
qual, animada de
UR
valor que solo Dios puede inspirar ' se fue
á
pa-
lacio ,
y
se presentó al Gobernador con una intrepi-
déz verdaderamente christiana.
_
Al verla Daciano, quedó prendado
y
embelesa–
do de su compostura
y
modestia; se levantó para ha..
cerla este honor,
y
con un tono dulce, afable y res..
petoso , la dixo: Estoy informado de la nobleza
de
tu nacimiento, del mérito de tus abuelos ,
y
de las be..
llas calidades de tu persona. Yo mismo veo, que por
brillante que sea el retrato que se me ha hecho
de
tí,
es
inferior
á
tu propio mérito. Haré saber
á
los
Emperadores
el
tesoro que se oculta en Toledo;
y
tú
debes esperar ser llamada muy en breve
á
la Cor–
te, en donde harás un papel
m.uysobresaliente ,
y
hallarás bien pronto un partid.e> digno de tu nacirnien...
to.
A
la verdad te han querido hacer no muy buenos
servicios para conmigo , delatandote como
Chris–
tiana; pero yo no he querido escuchar la calumnia;
tienes sobrado entendimiento,
y
etes demasiado
pru..
dente para dexarte arrastrar de una sea.a que miran
con horror todas las gentes de bien,
y
que está pros–
cripta
en
todo
el
Imperio.
Santa Leocadia escuchaba todo este razonamien-.
to
sin
decir palabra
con
los ojos baxos,
y
sin mos–
trar
en
su semblante,
ni
terror ni alteracion alguna.
Habiendo acabado de hablar Daciano ,
~ornó
la
pa–
labra
nuestra
Santa ,
y
con
un
tono de
firmeza
y
de
·
N
se·