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VIDA DE CHRISTO
tural de-Cirene, para que se la ayudase
a
llevar. En
el caminorJiabiendo visto el Salvador
a
unas mugeres
piadosas ' que lloraban
a
vista de un tan triste espec–
táculo, se volvió háciaellas,
y
las dixo: Hijas de Je–
rusalén' no me liareis
a
mí 'llorad por vosotras mis–
mas y por vuestros hijos , porque vendrá tiempo en
que se dirá : Dichosas las mugeres estériles , que" no
teniendo hijos, no tendrán el dolor de verlos envuel–
tos en las calamidades que están para venir sobre esta
desventurada Ciudad,
y
sobre esta criminal Nacion:
Sabed, que estas calamidades serán tan terribles , que
se dirá entonces, como lo han predicho los Profetas:
Montes, caed sobre nosotros ,
y
estrellad~os,
. para
que no seamos testigos de uQa desolacion tan espan–
tosa : porque, afiadió el Señor, si
a
mí me veis tratado
con tanto rigor, solo por haberme cargado voluntaria–
mente de los pecados agenos, siendo la misma inocen–
cia; ¿qué debe esperar toda esta Nacion despues del
enorme delito que comete en mi persona"?
Conducían con él, al suplicio, dos insignes ladro–
nes , que debían ser tambien crucificados. Quando hu–
bo llegado
a
lo alto del Calvario, le dieron al Salvador
vino de mirra' el que se acostumbraba dár
a
los reos,
para adormecerlos ,
y
amortiguar en ellos todo senti–
miento de dolor; pero el Salvador, queriendo beber
el caliz hasta las heces ; como dice el Profeta, es de–
cir , sin el menor alivio, lo reusó,
y
no lo quiso be–
ber. Desnudaronle entonces de sus vestidos ; y por un
exceso de crueldad
y
de barbarie lo clavaron en
la
Cruz con unos clavos por los pies
y
por las manos,
lo
gual le causó el mas vivo
y
mas agudo dolor, que
puede un hombre padecer en esta vida.Luego, levan-
tan-