SI:.fiOR
NUTISTRO.
2~9
todos
los
delitos babian dado la muerte
a
Christo , su
Rey, el Mesías, que babian esperado
tanlt
tiempo,
y
pedido con tantos votos.
Como los despojos de los ajusticiados eran de los
cxecutores; los soldados que habian crucificado
a
Jesu-Chrirto y
a
los dos ladrones , partieron entre sí
sus vestiduras: pero como la túnica del Salvador era
sjn costura, texida toda desde arriba
·a
baxo, no qui–
·sieron rasgarla, sino que echaron- suertes para vér de
quien babia de ser'
a
fin que se cumpliese
a
la letra
lo que David babia profotizado en el Salmo
21 :
Di–
vidieron entre sí mis vestidos , y sobre mi vestidura
echaron suertes: (a)
D iviserunt sibi vestimenta mea,
&
super vestem meam miserunt sortem.
En el estado en que se hallaba Jesus hubiera debido
causar lástima
a
los co:azones mas bárbaros ; no hay
almas tan duras, tan infames 'que se atrevan
a
insultar
a
los pacientes; ni .
VellJOS
que los J udios insultasen
a
los
dos ladrones que estaban crucificados
a
los dos lados
del Salvador del mundo. Pero todo es extraordinario en
la
muerte de Jesu-Christo; lexos de ser un objeto de
compas ion
a
los Judios ' quando está cerca de espirar
en la Cruz, es el objeto de su exécracion
y
de su rabia:
no ha
y
injuria que no vomiten contra él.
A otros les salvó
la
vida , se decían nnos
a
otros
insultándole ; salvese ahora asimismo, si es Christo, el
escogido de Dios. Si eres
Rey
de Israél , le ?ecian los
soldados, arrimandole a los labios una esponja empapa–
da en vinagre, muestra ahora tu poder ,
y
de
lo
alto
de tu Trono pronuncia editros , acaba con tus enemi–
gos,
y
con todos los que te faltan al respe to que se te
de-
'
(a)
Psalm.
2 .I.
(b)
L uc.
21.