SEñOR
N UESTRO.
16-,:
piñas
y
de iniquidad ; y con tal que vuestr·as manos
es tén lavadas, esta is muy tranquilos.
(a)
Iosentatost
ig.
no rais que Dios no hace caso, sino de
la
in~ctmcia
y
de la pureza interior, y que quando el corazon está
corrompido ,
la
limpieza exterio r solo hace que el
hombre sea un sepulcro blanqueado
J
Vosotros prego–
nais vuestras pretendida.s buenas obras: haceis ala rde
de vuestros ayunos, de vuestras limosnas
y
de vuestra
aparente regularidad: Hipócritas, lque ganais con esa
obstentacion de virtud?la estimacion de los hombres,
y
es ta es toda vuestra recompensa..
¡
I nfelices de voso tros,
que por ser
un
poco estima.dos de los hombres, sois
reprobados de
Dios!
¡Ay
de vosotros, añadió el Salvador , que os con–
tentais
COf!
pagar el diezmo de los frut os de vuestros
huertos'
y
violais al mismo tiempo la ley en los puntos
mas esenciales .,
y
descuidais de hacer justicia
a
los
hombres,
y
de amar
a
Dios! Está muy bien que hagais
esas cosas; pero ho debiais omitir estas otras .
¡Ay
de
:vosotros, que haceis escrÚpl,llo de las cosas menores,
y
cometeis los mas enormes delitos sin r emordimjento!
Sois semejantes
a
los que tienen míedo de
trag~ r se
un
mosquito ,
y
no reparan, por deci rlo así, en traga rse
un camello. Gustais ocupar los primeros puestos en
las
juntas; desais ser saludados en los sitios públicos ;
y
con
pret~sto
de vuestras largas oraciones, os creis con
derecho para oprimir
a
la viuda
y
al huérfano'
y
para
cometer
mil
injusticias.
·
Los Doétor es de la Ley no dexaron ·ae conocer
que todas estas reconvenciones recaían sobre ellos ; y
así, tomando la palabra uno
de
ellos , le dixo : Maes-
X
tro,
(a)
L uc,
11 .