SEñOR' NUESTrtO.
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a
nadie ; esto es ' no os detengais en el camino
a'
ha–
cer visitas inútiles, ó vanos cumplidos. En qualquiera
casa que entreis, lo- primero que habeis d _ ac r , es
decir: La paiz sea en esta casa,
y
si hubiere eri ella un
hijo de paz , esto es, una persona
qu~
tema
a
Dios,
y
con disposiciones christianas, sobre él descansará vues–
tra paz;
y
si no lo hubiere, vuestra paz se volverá so–
bre vosotros. Por la palabra paz, se entiende en la Es–
critura un deseo de toda suerte de bendiciones. Por lo
demás , permaneced en
la
misma casa , comi ndo
y
bebiendo lo que os pusieren delante ;
y
en qualquie–
ra Ciudad que entreis, si acaso os recibieren, comed
lo que os dieren. El que es verdaderamente pobre, no
piensa en pedir lo que sería mas de su gusto , ni tam–
poco reusa lo que le dán. Curad tambien los enfermos
que allí hubiere ,
y
decidles : El Reyno de Dios , es–
to es ,
la
salvacion está cerca de vosotros; no hagais
inútiles los medios.que teneis de hacer bien.
Instruídos de este modo los setenta
y
dos Disci–
pulos, los envió el Salvador
a
anunciar
el
Rcyno de los
Cielos por los Lugares
y
Aldéas vecinas ; en donde
predicaron con mucho zelo, trabajaron con fruto,
y
volvieron llenos de gozo , diciendo: Señor en vues–
tro nombre hemos sujetado los demonios ,
y
hemos
curado milagrosamente los enfermos. Descubriendo
Jesus en ellos una complacencia demasiado natural,
quiso corregir todo lo que veía en ellos de mas defec–
tuoso; y asiles dixo: V.í
a
Satanás que caía del Cielo
como un rayo; dandoles
a
entender con esto' que el
mas noble
y
mas perfeéto Angel se había perdido por
la
sobervia; que por mas Santo y favorecido de Dios
que uno sea, debe humillarse;
y
por mas prodigios que
obre,.
,