SEñOR.
NUESTRO.
..JCI'f
gloton, ·como
lo
creen los mas : ora sea unil
sim~le
parábola ' como lo piensan otros : nada dá
a
cono–
cer mas bien las infinitas desdichas de
lo~
ich osos del
¡, "
siglo que viven olvidado_s de Dios , ni las ven tajas
de
una vida humilde,
y
laboriosa, quando está animada
de una · paciencia christiana. Finalmente , queriendo
el Salvador dár una idéa
o
i~agen
sensible de
S'll
Igle–
·sia , decía :
(h)
El Reyno de los Cielos es semejante
a
una red, que echada al mar, congrega de toda suer–
te de peces , buenos y malos ;
los
quales se separan
des pues en la playa' poníendo los buenos
a
parte en
vas ijas , y echando fuera los tnalos.
Así
en el dia del
j uicio se separarán los escogidos de Dios de los répro–
bos. De este modo , acomodandose
el
Salvador
a
fa
capacidad de un Pueblo enteramente terreno y grose–
ro , les hacía sensibles las verdades mas espiritual es,
y
con estas comparaciones sencillas y familiares les
descubría los misterios mas ocultos : entonces fue
quando se cumpÚó lo que había dicho de él el Profeta:
Os hablaré por
fi. guras·:(i)Aperiam in par
abolís os
meum.
Habiendo Jesus despedido al Pueblo) se metió en
una barca con sus Discípulos, para pasar al otro lado
del lago. Apenas habían dexado la costa , quando se '
levantó una gran tormenta , de suerte qué las olas cu–
brian
la
barca. Mientras
la
borrasca lo turbaba todo,
J esus estaba durmiendo : los Discípulos asustados
a
vista del peligro, lo dispiertan, clamando:
(j)
Señor,
salvanos , que somos perdidos. Jesus les responde:
Gentes de poca fé, ¿por qué temeis?
t,
Quand estais
conmigo , qué teneis que temer
?
Con vuestro te–
m r dais
a
entender que solo me medio conoceis : di-
o
~
chas
(h) Math.
13.
(i)
Psal.
77.
(j)
Matb.
~·