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EXERCICIOS
·MARTES
seguridad, de nuestras indiscreciones , de
fa
facili–
dad , de la i'inprudencia , de la temeridad con que
nos exponemos al peligro sin el menor recelo, sin
niogun preservativo. Se resucitó
á
la gracia por
medio de una saludable penitencia , se recobró una •
nueva vida, se siente ·un nuevo fervor, se gusta de
Dios, se tiene devocion ; estas señales de salud
y
de una renovacion espiritual son poco equívocas.
Las pasiones duermen, y el enemigo de la salva–
cion no se atreve
á
despertarlas ; pero no está me·
nos atento
á vercómo puede perdernos. En esta se–
guridad , y
c.ontan buenas.disposiciones , ya de na–
da se recela el alma. Se vuelve al gran mundo, se
expone
á
un ayre corrompido, se encuentra indife·
•
rentemente en toda suerte de concurrencias
y
com–
pañías. No quiera Dios que se lleve en esto mala
intencion ; se está siempre en la especiosa resolu-
. don de ser de Dios,
y
de sacrificarlo tod
o porcons.ervarse·en la inocencia. A la
verd~d
el
pe.ca–do mortal causa horror , pero las faltas leves no
asus.tan ni espantan. Se
vuel~e
á
entrar, por de–
cirlo así , en el mundo y en los sitios de placer
y
de diversion; se
farn1
riza el alma con los obje-
tos , se <mmeten
mil indiscreciones en punto de
•
diversiones , no se
obser.vaya con tanto rigor aquel
arreglo de vida que se babia prescripto. Se dispen-
sa de muchas práéHcas de devocion ; ya no se fre–
qilentan tanto los Sacramentos, ni se guardan
ya
lo_s .sentidos con tanta vigilancia. La conciencia,
á
la verdad , hace sus reconvenciones ; pero todo
lo
calma la _,.voluntad que se tiene de perseverar. Fi–
nalmente nuestro
pr~pio
corazon nos hact= traicion.
t
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