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(ar en un copón;·
y
todo
esto para
estar sin ce...
DEL
CoiP.:
' 1
I
sar rea mente presente con nosotros;
¿
que· te
pa•
rece
?
<
es esto amarnos con ternura
?
<
no es
una
prueba bien clara de
un
amor grande
?
<y
este
exc~
so de amor para con tan viles criaturas
no
es un
pr~
<ligio todavía mas incomprehensible que la misma
Eucaristía
?
Por mas ternura que sienta un Sobe–
rano áda
un
V,alído , jamás se olvida que es
Se-
. ñor ; siempre tiene medidas que guardar en los ma–
yores testimonios de amistad , que qtJiere dar
á
los
stíbditos. Hay ciertos ayres, cierto decóro, cierta
decencia,
de
que
el
Príncipe no se despoja jamás
aún en la mas tierna familiaridad ; solo el amor
ex~
tremo que nos muestra Jesu-Christo en la Eucaris–
tía no guarda medidas; este divino Salvador , este
Señor ;nfini tarnente grande se agrega , se aban,.
dona sin distincion
á
sus súbditos ,
á
quienes mira
como á hijos ; se diría que en este adorable miste–
rio se olvida de sí mismo,
y
que solo se acuerda
de
nosot ros.
¡
Qué prodigio, buen Dios!
¡
Pero qué
de milagros en este solo prodigio! La substancia
de
pan
y
de
vino aniquilada , sin destruirse los
~ccidentes;
el cuerpo de
J~u-Christo
reproduci–
do á un mismo tiempo
en mil
lugares distintos,
y
siempre todo entero en un espado casi .indivisible;
un Dios sujeto
á
la
voz de
un
simple Sacerdote';
el
cuerpo
y
la sangre adorable de Jesu-Chr.i:1to
realmente presentes sobre nuestros altares'
ex–
puestos
á
todas las irreverencias, insultos
y
sacrí–
legas
profa
naciones de los impíos
y
de
l9s
liberrí–
nos ; distribuido en fin indiferentemente
á
todos los
Fieles.
Esto es lo que
hace Jesu-Christo
para
tes-
ti-