DIA
II.
32S
EXERCICIOS
REFLEXIONES.
A
UN
no hahia acahado de hahlar
S.
Pedro,
quando el Espíritu Santo descendió sohre to–
dos los que oían sus palabras.
¿Qué priesa no se
da Dios por derramar sus gracias
y
sus mas insig–
nes favores sobre los que le aman , desde el mo–
mento que los ve dispuestos á recibirlos? Mas ga–
,na tiene Dios de hacernos Santos, que nosotros de
serlo. El Señor hace todos los gastos , por decir–
lo así ,
y
quiere que todo el provecho sea para
nosotros. El banquete está pronto ; todo el gasto
está hecho:
Attítia occísa sunt,
&
omnia pará–
ta,
venÍt~
ad
núptias:
todo está pronto, venid
á
la boda;
ltli
autem
neglexérrmt:
-mas ellos no
hicieron caso ; se fueron , uno á su quinta , otro
á
su tráfice. El apégo
á
los bienes de la tierra ha–
ce que los Judíos se descuiden de asistir á las bo–
das del Salvador ; desechan la divina alianza que
les es ofrecida con Jesu-Christo,
y
los infinitos
bienes que deben seguirse de ella. Demasiado fie–
les imitadores de los Judíos nosotros, mas quere–
mos entregamos á los vanos placéres del sigfo ,
á
los
pasatiempos,
y
á nuestros negocios temporales,
que asistir al delicioso banquete
á
que nos convida
Jesu-Christo; esto no es decir que los cuidados
temporales les están absolutamente prohibidos
á
los Christianos; pero ocuparse en
semejant~s
cui–
dados, quando se trata de participar de los Sacra–
mentos, que son el alimento de nuestras almas , es
no hacer caso de
J
esu-Christo , que nos llama en
es..